Por Jürgen Bätz y Christina Horsten
Johannesburgo/Nueva York
Agencia (dpa)

El primer trasplante de corazón, del que el domingo se cumplieron 50 años, fue un hito en la historia de la medicina mundial. «Fue un hecho único en el siglo», considera el renombrado cirujano cardíaco suizo René Prêtre. «Fue como un relámpago. De repente se creyó que ya no había límites en la medicina».

El 3 de diciembre de 1967, el cirujano sudafricano Cristiaan Barnard llevó a cabo el primer trasplante de corazón en el Hospital Groote Schuur de Ciudad del Cabo. El hijo de un predicador del Ejército de Salvación fue el primero que se atrevió a este acto innovador en la medicina.

«Un trasplante de corazón no sólo es un trasplante de órganos, sino que se trasplanta la vida en sí misma», asegura Prêtre, director del centro cardiológico CHUV en Lausana.

La noticia sobre el acontecimiento ocurrido en el país del Apartheid dio la vuelta al mundo y Barnard, en ese entonces de 45 años, se volvió famoso de un día para otro.

La primera persona en recibir un corazón ajeno fue el comerciante Louis Washkansky. El corazón de este diabético de 55 años se encontraba irremediablemente dañado. Cuando en la madrugada del 3 de diciembre un joven de 25 falleció en un accidente de tránsito, Barnard tomó la decisión.

Los especialistas y pacientes de todo el mundo siguieron con atención cómo reaccionaba el receptor a este nuevo corazón. De hecho, Washkansky fue mejorando, aunque murió 18 días después a raíz de una neumonía.

Los críticos acusan a Barnard de haberse embarcado en una carrera por ser el primero en hacer una operación de este tipo por el prestigio que representaba. En todo el mundo había varios equipos de médicos preparados para llevar adelante intentos similares.

Tres días después de la operación de Barnard, un grupo de médicos liderado por Norman Shumway en Nueva York trasplantó un órgano donado a un bebé, pero éste murió unas horas después. Barnard y Shumway se conocían, pero supuestamente no se caían bien.

Durante años, Shumway había realizado adelante trabajos preparatorios decisivos. «Publicó sus resultados, así que eran un bien público», opina Prêtre, que considera que no se puede decir que Barnard se los robó.

El acto innovador de Barnard, que falleció en 2001, también generó debates éticos. ¿Se puede trasplantar un órgano central con tanta carga emocional? El trasplante de corazón tocó un tabú, ya que desde siempre se consideró que este órgano era la base del alma.

Tras el primer trasplante de corazón se inició una verdadera carrera. Hasta octubre de 1968, 66 pacientes en todo el mundo recibieron un corazón ajeno, aunque la mayoría sobrevivió sólo días o semanas. La operación no se convirtió en rutinaria hasta los años 80, cuando una nueva terapia permitió minimizar el rechazo del receptor.

Hoy en día, como las listas de espera son largas, los pacientes suelen estar más debilitados cuando reciben un trasplante. En torno al diez por ciento de los pacientes no sobreviven a un trasplante del corazón, explica Prêtre.

Hace exactamente 35 años, 15 después de la innovadora operación de Barnard, se dio otro hito: el 2 de diciembre de 1982, el cirujano William DeVries colocó el primer corazón artificial a Barney Clark, un dentista gravemente enfermo de 62 años, en una operación de siete horas en el hospital de la Universidad de Utah, en Salt Lake City.

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