AGENCIAS/DPA
Dacca

El Papa Francisco pidió hoy en Dacca a la comunidad internacional que tome “medidas decisivas” para poner fin a la crisis de refugiados rohingya entre Bangladesh y Myanmar.

Las partes políticas deben dialogar, dijo el Papa en un encuentro en el palacio presidencial bangladesí de Bangabhaban. El pontífice insistió en que se ofrezca ayuda inmediata a los refugiados birmanos que viven en condiciones pésimas en Bangladesh.

El Papa, que llegó hoy a Dacca, una vez más no mencionó específicamente al grupo étnico de los rohingya, pero sí habló de la «gran afluencia de refugiados desde el estado de Rajine».

«No solo hay que trabajar en solucionar las cuestiones políticas», dijo. «Ninguno de nosotros puede imaginarse lo grave que es la situación, lo grandes que son los costes del sufrimiento humano y lo precarias que son las condiciones de muchos de nuestros hermanos y hermanas, especialmente mujeres y niños, que se encuentran en los campos de refugiados».

El presidente bangladesí, Abdul Hamid, exigió ante Francisco una repatriación segura de los refugiados, que llegaron huyendo de «las atrocidades sin escrúpulos del Ejército en Myanmar».

«Nuestros ciudadanos los han recibido con los brazos abiertos», indicó. Pero destacó que es su «responsabilidad común garantizar una vuelta a su hogar segura, duradera y digna, así como su integración en la vida social, económica y política de Myanmar».

Hamid además alabó al Papa: «Su voz apasionada contra este tipo de brutalidad da esperanzas de alcanzar una solución a la crisis».

Su país y Myanmar acordaron la semana pasada la repatriación de los refugiados, aunque la mayoría de ellos se niega. Bangladesh también planea trasladar a unos 100 mil a una isla en el golfo de Bengala. Sin embargo, algunas informaciones apuntan a que la isla salió a la superficie en 2006 y es inhabitable. Cada año se inunda en la estación monzónica.

Antes de partir hacia Bangladesh, el pontífice ofició hoy una misa para jóvenes en la metrópoli comercial birmana de Rangún, donde envió un mensaje de esperanza y de «buenas noticias» pese a la «injusticia, pobreza y miseria» del mundo.

Desde el avión en el que viajó el pontífice desde Myanmar, donde pasó cuatro días, se pudieron ver los campos de refugiados que reflejan una de las mayores crisis migratorias del mundo. Desde agosto, más de 620 mil personas huyeron de la violencia en la antigua Birmania al vecino Bangladesh.

Francisco ha sido criticado por no referirse durante su viaje al conflicto directamente y por no planear una visita a un campo de refugiados.

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