Patricia Vélez-Möller
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A nivel mundial, las hepatitis virales son un importante problema de salud pública que ha ido en aumento, sobrepasando en varios casos las muertes por VIH, la malaria y la tuberculosis, por lo que, en la meta 3 del objetivo 3 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se hace un llamado a adoptar medidas específicas para combatir las hepatitis virales.

En esta entrevista, la doctora Patricia Vélez-Möller contesta las principales preguntas y dudas relacionadas a la hepatitis.

LA HORA SALUD: ¿QUÉ ES LA HEPATITIS?

La hepatitis es una inflamación del hígado provocada por diversas causas, de las que toma diferentes nombres. Las más frecuentes son las hepatitis virales, que son infecciones agudas y crónicas producidas por los llamados virus de las hepatitis. Pero hay otras como la hepatitis alcohólica, la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que resulta de la enfermedad del hígado graso debido a obesidad o diabetes. Están las hepatitis tóxicas y otras acá hablaremos de las virales.

Las hepatitis virales, o hepatitis víricas, son las causadas por alguno de los cinco diferentes virus de las hepatitis denominados virus de la hepatitis A (VHA), virus de la hepatitis B (VHB), virus de la hepatitis C (VHC), virus de la hepatitis D (VHD) y virus de la hepatitis E (VHE); de los cuales el VHB, el VHC y el VHD ocasionan hepatitis crónica que puede llevar a cirrosis y a hepatocarcinoma (World Health Organization [WHO], 2017).

El virus de la hepatitis C –VHC– es la principal causa de mortalidad por virus de hepatitis virales en el continente americano, donde ocasiona el 80% de esas muertes. En Guatemala, aunque no hay datos poblacionales, se estima que ocasiona tres veces más muertes que el VIH, como puede observarse en la gráfica.

LHS: ¿CÓMO SE ADQUIERE LA HEPATITIS C?

Es la más común de las infecciones transmitidas por la sangre, debido primordialmente a procedimientos médicos inseguros y uso de drogas intravenosas (WHO, 2017). A nivel mundial, el VHC es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad por cirrosis y cáncer hepático y la principal indicación de trasplante de hígado (Gondeau, Pageaux, & Larrey, 2015), y se ha convertido en un importante problema de salud pública que ha ido en aumento, superando ya la mortalidad por VIH, malaria o tuberculosis (Stanaway et al., 2016; Vos et al., 2016; Wang et al., 2016).

Una característica habitual de esta infección es que pasa sin sentirse y saber que se tiene, por lo tanto, difícil de reconocer. Sólo alrededor de un 15-20% de los pacientes curan de la infección durante la fase aguda, mientras que en el 80-85% restante, la infección se cronifica y la viremia persiste.

LHS: ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE TRATAR LA HEPATITIS C O VHC?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que, si no se diagnostica y trata a los infectados, en los países de mediano y bajo ingreso como lo es Guatemala, la mortalidad por hepatitis C seguirá aumentando. De ahí que el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis C, además de ser metas, corresponden a una de las cinco intervenciones esenciales de la estrategia mundial, y que requiere, entre otras cosas, de personal capacitado para realizar diagnóstico precoz y vincular los casos para el tratamiento y la atención integral.

LHS: ¿CÓMO ESTAMOS EN GUATEMALA CON ESTA ENFERMEDAD?

En América Latina y el Caribe, al finalizar el 2015 las brechas para alcanzar esas metas de cobertura eran grandes, solamente 14% de las personas que padecían hepatitis C crónica tenían diagnóstico y de ellas únicamente el 5% había recibido tratamiento. Es muy posible que Guatemala estas brechas sean aún mayores. Además, en Guatemala aún no existe un plan nacional o estrategia de atención a la hepatitis C, no se ha establecido su vigilancia epidemiológica y tampoco hay acceso a tratamiento con fondos públicos.

LHS: ¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO ADECUADO?

En el corto y mediano plazo, es posible evitar las muertes y enfermedades relacionadas con el VHC, porque con los nuevos fármacos antivirales de acción directa (AADs) se curan más del 90% de las infecciones en 12 a 24 semanas de tratamiento, y porque las medidas preventivas (como la seguridad de la sangre, de las inyecciones y de la atención sanitaria en general), junto con la reducción de daños en los usuarios de drogas intravenosas, pueden prevenir la transmisión y disminuir la incidencia de hepatitis C (WHO, 2016a). Desafortunadamente, el 80% de los infectados, no sabe que tiene la infección y únicamente 1% de los diagnosticados, ha recibido tratamiento (WHO, 2017).

LHS: ¿QUÉ QUEDA PENDIENTE ENTONCES AL SISTEMA NACIONAL DE SALUD?

Ya se dio un primer paso para la eliminación de las hepatitis. Con el apoyo de OPS, se ha conformado un equipo técnico integrado por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), el Instituto Guatemalteco de Seguridad social (IGSS) y la Asociación Guatemalteca del Hígado (AGH) como sociedad civil; este equipo, está trabajando en el establecimiento de la línea base que servirá de punto de partida para implementar la estrategia.

La estrategia, en su orientación estratégica 3, indica que es necesario fortalecer el recurso humano, para que sea competente para trabajar con personas que padecen hepatitis crónica y con las personas más afectadas o que mayores riesgos corren. Este personal debe estar bien informado sobre los riesgos y la infección por hepatitis virales y del conjunto de intervenciones esenciales contra las hepatitis. También es necesario que los problemas de las hepatitis se incluyan en la formación permanente del personal sanitario.

Los expertos consideran posible disminuir la mortalidad por las complicaciones de la hepatitis C crónica, debido a que actualmente se cuenta con tratamientos antivirales de acción directa (AADs) que curan la infección en más del 90% de los casos y pueden disminuir el riesgo de cirrosis y cáncer de hígado –las principales causas de mortalidad por VHC– por lo que dos de las metas de cobertura de la estrategia mundial son diagnosticar al 90% de los infectados por VHC y tratar al 80% de diagnosticados. Las otras metas de impacto de la estrategia son: reducir un 80% de la incidencia y el 65% de la mortalidad por hepatitis C; las de cobertura de servicios incluyen proporcionar 100% de transfusiones tamizadas, 90% de inyecciones administradas con dispositivos de seguridad, aumentar el número de agujas y jeringas estériles proporcionadas a los usuarios de drogas intravenosas.

En mayo 2016, durante la 69ª. Asamblea Mundial de la Salud, Guatemala y otros 193 países, aprobaron la implementación de la primera “Estrategia Mundial del Sector Salud contra las Hepatitis Víricas 2016-2021”, cuyas metas están encaminadas a lograr el objetivo de eliminar las hepatitis virales, a más tardar, para el 2030.

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