Luis Enrique Pérez

Durante una conferencia dada en Las Vegas, Nevada, en el mes de julio del presente año, Moore declaró que “no ha habido calentamiento global durante casi 18 años”; y que “teme un enfriamiento global”. Y en un artículo publicado en el periódico “News Weekly”, el pasado 25 de Octubre, afirmó: “Si queremos preservar la biodiversidad natural, la vida silvestre y el bienestar del ser humano, deberíamos prepararnos simultáneamente para el calentamiento y el enfriamiento, y reconocer que el enfriamiento podría ser peor.” Conjeturo que Greenpeace reiteró su ya renovada maldición.

Moore afirma que no hay una prueba científica sobre una relación de causa y efecto entre el incremento del dióxido de carbono producido por el ser humano, y el calentamiento global; y argumenta que “hay muchas variables (que determinan el clima), sobre las cuales no podemos ejercer control”. Y cuando realizamos un experimento “tenemos que ejercer control sobre las variables, excluida aquella que es objeto de investigación, en el supuesto de que queremos lograr un resultado experimental válido.”

Empero, “hay variables que todavía no podemos comprender y sobre las cuales no podemos ejercer control.” Entonces, por ejemplo, “es casi imposible realizar un experimento por el cual podamos comprender el impacto del dióxido de carbono con respecto a cientos de otras variables que intervienen (en determinar el clima). Es la causa por la cual nunca podríamos elaborar un modelo que predijera el clima.”
Moore opina que debe haber una transformación del modo como los niños escolares aprenden sobre el cambio de clima. Si no ocurre esa transformación “habrá una generación completa de gente que siga ciegamente esta histeria climática”. Su opinión es que “no le enseñamos lógica a nuestros niños. No les enseñamos qué es el método científico; pero les enseñamos que el dióxido de carbono es contaminación.”
Quizá Moore insinúa que, precisamente sobre el dióxido de carbono, los niños escolares no aprenden acerca de los beneficios que ese gas provoca en la producción agrícola de alimentos. No aprenden, por ejemplo, que (como afirma el geólogo y ambientalista H. Leighton Steward) el dióxido de carbono incrementa la cantidad de substancias benéficas en los tejidos vegetales, como la vitamina C en las frutas cítricas; o que incrementa, en una de las especies de la flor denominada “azucena araña”, la proporción de substancias que contribuyen a curar males como la leucemia, el sarcoma de ovario, la melanoma y el cáncer de cerebro, de colon o de pulmón.
Post scriptum. En el mismo mes en que Patrick Moore daba su conferencia en Las Vegas, se conocían cifras de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, de Estados Unidos de América, según las cuales había una evidente tendencia al descenso de la temperatura media global de ese país, durante la última década.

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