Jorge Santos

La Real Academia de la lengua española define que la alienación es el proceso por medio del cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía esperarse de su condición. A su vez da una definición en el orden de la psicología, la que se refiere a un estado mental caracterizado por una pérdida del sentimiento de la propia identidad.

Existen instrumentos utilizados por las élites y otros sectores en el país para generar alienación, produciendo entre la población una disociación con respecto a su realidad circundante. Así vemos que, mientras más del 60% de guatemaltecos y guatemaltecas en pobreza, sometida a condiciones de vida indignas, invierte sus esfuerzos buscando salir de su estupor permanente; los poderes espurios, como el actual Congreso de la República, pacta y transa permanentemente los acuerdos entre las y los corruptos.

Ha quedado demostrado que todo en el Parlamento es sometido al lente de la corrupción y la impunidad, si no es el Presupuesto, lo es la Junta Directiva de 2018 o las manoseadas reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. También jueces, empresas y sus abogados pactan sus beneficios imponiendo a las comunidades el costo del despojo de sus tierras y territorios. Sus transas sumen a la población guatemalteca en un estado absoluto de indefensión, miseria, hambre, criminalización y muerte. Surgen también en la relación entre empresas, Policía Nacional Civil y medios de comunicación corporativos, que entremezclan acciones violentas, mentiras perversas que criminalizan a comunidades completas y a sus autoridades para expoliar y saquear los ríos, bosques y otros recursos naturales.

Mientras se continúa la transa que empobrece a la gran mayoría de habitantes, la complicidad entre Estado y empresas inundan el espacio público, el territorio de toda la población, con fantasías alienantes que prometen ofrecer felicidad, aunque sea parcial y limitada. Restringida en sus recursos y carente de opciones, la población asiste a un árbol navideño gigante, observa fuegos artificiales, consume bebida y comida en actividades que permiten a dos monopolios –uno cervecero y otro avícola– eludir el pago de importantes impuestos al Estado guatemalteco, que hoy tanta falta hacen para ser invertidos en superar las crisis en el sistema educativo y de salud, por ejemplo.

Esta vieja relación entre producción y dominación a través de la vieja premisa del “pan y circo” tiende también al rompimiento de la solidaridad y la cooperación entre las y los excluidos, las y los trabajadores y no digamos entre aquellos que con mejores posibilidades son más solidarios con su opresor que con sus pares. La alienación reproduce la fantasía del pensamiento mágico en que las cosas se resolverán solitas, automáticamente con el tiempo y la actitud positiva.

La alienación que se crea y reproduce en el Estado caracterizado por el saqueo, coloca en enorme ventaja la anomia social del Pacto de Corruptos. Es una importante columna del retroceso existente en materia democrática puesto que facilita a los corruptos y transas imponer su dictadura a sabor y antojo. Frente a esta realidad la tarea histórica de los Pueblos, las y los trabajadores, de las y los excluidos y discriminados es la articulación social, la solidaridad, la construcción de un referente nacional capaz de enfrentar y derrotar a esta dictadura de una vez y por todas.

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