Por WILL WEISSERT y JIM VERTUNO
SUTHERLAND SPRINGS, Texas, EE. UU.
AP

Stephen Willeford estaba en su casa en Sutherland Springs, Texas, cuando su hija le dijo que escuchó disparos en la iglesia vecina. Entonces este exinstructor de tiro, de 55 años, inmediatamente tomó su fusil y corrió descalzo hasta la calle para enfrentar al hombre que acababa de matar a 26 feligreses.

Willeford es considerado héroe junto con Johnnie Langendorff, quien el domingo ayudó a perseguir en su camioneta a Devin Patrick Kelley.

«Escuché disparos, uno tras otros, muy rápido… y sabía que cada uno de esos disparos representaba a alguien, que estaba dirigido contra alguien, que no eran disparos al azar”, dijo Willeford ayer en una entrevista con las televisoras KHBS/KHOG en Fort Smith y Fayetteville, Arkansas.

Relata que corrió descalzo hacia la iglesia, donde vio a Kelley, de 26 años, e intercambiaron disparos.

«Él me vio y yo le vi”, dijo Willeford. “Yo estaba parado detrás de un camioneta. Sé que le alcancé con un disparo. Él se metió en su vehículo y disparó un par de veces por la ventanilla. Cuando bajó la ventanilla, yo le disparé de nuevo”.
Cuando Kelley se alejaba, Willeford corrió hacia una camioneta detenida en una intersección y le dijo al chofer: “Ese tipo acaba de balear la iglesia bautista. Tenemos que detenerlo”.

El chofer, Langendorff, dijo que estaba en Sutherland Springs el domingo para recoger a su novia cuando un hombre que estuvo intercambiando disparos con Kelley se metió de repente en su camioneta.

“Se metió a mi camioneta y dijo: ‘Él acaba de balear la iglesia, tenemos que atraparlo’. Y yo le dije ‘vamos’”, dijo Langendorff, de 27 años, en conversación con The Associated Press.

 

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