Marco Tulio Trejo Paiz
La realidad nos dice que es preferible un cambio radical en el Organismo Legislativo para que promulgue leyes proyectadas al interés, de positivo beneficio para l población y no al súper desprestigiado partidismo de la politiquería.
Un Consejo de Estado funcionó bien en 1972, con expresión de la representatividad de todos los sectores sociales, menos de los repudiables politiqueros.
Estuvieron representadas las universidades, la prensa, indiscriminadamente lo racial, los que manifestaban preocupación por no existir un ente defensor de los seres humanos, etcétera.
El Consejo creó importantes instituciones: La Corte Constitucional, el Tribunal Supremo Electoral, la Procuraduría de los Derechos Humanos y otras que mejorarían el funcionamiento del aparato burocrático.
El cambio de gobierno, mediante una trinca cívico militar valió para afrontar la situación que afectaba al pueblo, similar a la que está imperando, causante de que el país esté caminando como el cangrejo…
La acción de quienes ocuparon el poder reformaron, en lo posible, la institucionalidad.
José Efraín Ríos Montt no fue el golpista, pero, como tenía fama de ser enérgico, fue llamado para asumir las supremas funciones del gobierno.
Cuando los montañeses de Sansirisay (Jalapa) protagonizaron una revuelta reclamando sus derechos, ordenaron a Ríos Montt que fuera a solucionar lo ocurrido, y lo hizo exitosamente.
Los 158 padrastros de la patria están expuestos a que los pongan de patitas en la calle como a patadas.
Se reconoce que JERM puso orden y seguridad en todo el país de un solo plumazo. La gente podía transitar de día, de noche y en la madrugada sin sufrir atentados. Fueron fusilados en el Cementerio General 16 sátiros, asesinos y ladrones.
De manera, pues, procede tener un Consejo de Estado y no un Congreso integrado a lo sumo por unos 80 diputados; en dicho Consejo estaría dignamente representado el pueblo sin seguir sangrando al erario los alagartados diputíteres.
Los verdaderos patriotas desean que Guatemala merece tener un Organismo Legislativo sano, edificante y capaz, para ir hacia adelante, siempre hacia adelante durante el transcurso del siglo XXI, ¿verdad, JuanPueblo?







