Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
A pesar de enormes esfuerzos por desacreditar, tergiversar y amenazar qué hacen todos aquellos que no desean cambios (o que desean unos superficiales), desde la semana pasada los guatemaltecos han empezado a dar fuertes muestras que el hartazgo contra el sistema es claro y desean cambios, poniendo en una complicada situación a sectores poderosos que desean resistir el embate porque entienden que cualquier cosa que no sea el regresar al pasado, los pone en apuros.
Para mañana está convocado un paro con tres puntos claros: que renuncien los 107 diputados de la infamia y que una vez ellos lo hagan, un Congreso que con 107 nuevos (aunque sean de los mismos partidos y electos por la mismas reglas) conozca de nuevo el antejuicio contra Jimmy Morales y que legisle acerca de las nuevas formas de elección para el Congreso (comités cívicos o votación uninominal sin partido, por ejemplo).
Quienes convocan no están pidiendo la nacionalización de la energía eléctrica, expropiaciones, la renuncia de Morales ni nada que se le parezca, simplemente se ha convocado a un paro-marcha (que cada vez suma más apoyos) para seguir mostrando un rechazo ciudadano a la manera en la que ha operado nuestro agotado sistema cuyo origen de todos los problemas está en el financiamiento electoral.
Y decía que la nueva Guatemala se construye por pasos, porque aún nos faltarán muchas cosas, mejores controles en el financiamiento electoral y la necesidad de que existan verdaderos partidos políticos y no partidos/empresa; estamos urgidos que se dé una reforma integral al sector justicia (más allá de que solo sea mejorada la carrera judicial), necesitamos modificar la matriz de compras, adjudicaciones y concesiones para que haya más transparencia (en especial en los negocios que se fraguan desde la campaña con el financiamiento electoral), necesitamos una nueva y mejor Contraloría General de Cuentas, cambios para que el servicio civil deje de ser el botín del Estado para pagar a quienes trabajan en las campañas.
La suma de todo lo anterior deberá desembocar en menos corrupción, más eficiencia que nos permita invertir en la gente en salud, educación y todo aquello que incida en el índice de desarrollo humano. No olvidemos que ahí tenemos groseros indicadores, rezagos y que el hecho de que la gente sea nuestro principal producto de exportación sea la gente, nos lo dice todo.
Pero nada de eso llegará con los 107 diputados de la infamia, aunque los quieran arropar a como dé lugar porque se comparte la pena que genera el financiamiento electoral ilícito. Solo así se entiende el miedo que sienten algunos que vieron la manifestación del viernes como centro de actos violentos (a pesar de que había familias enteras de todos los círculos sociales manifestando), que ven lo de mañana como algo de “huevones”. Volver a pedir el diálogo como gran salida y solicitar que los cambios que se acuerden los ejecute su Congreso (con los 107 infames incluidos), es quedar en lo mismo porque ya sabemos las intenciones de los diputados y hay gente muy inteligente que sabe eso.
En La Hora hemos acuñado una foto de una manifestante pacífica que decía, “Guatemala te peleamos o te perdemos” y en eso se resumen el futuro. Si usted no desea parar mañana no lo haga, pero lo que no puede hacer es dejar de mostrar su hartazgo al sistema y la forma en la que operan las cosas. Y si no está harto, si no desea mayores cambios, pregúntese porque ya que esto suma y sigue y eventualmente todos tendremos que rendir cuentas, especialmente a nuestros hijos.