Fernando Mollinedo C.
El mínimo común denominador de la mayoría de políticos guatemaltecos o quienes se dedican a ella sin serlo, padecen de la gravísima enfermedad del ANALFABETISMO FUNCIONAL, IGNORANCIA, OSCURANTISMO RELIGIOSO – FUNDAMENTALISTA– y CULTURAL que los hace derivar sus conductas en actos irreflexivos fuera de la lógica común.
La INMADUREZ es la falta de prudencia, experiencia, sensatez o buen juicio que muestra a una persona que no actúa de acuerdo a la edad cronológica que tiene y que le daría cierta experiencia de vida para diferenciar lo bueno de lo malo y lo correcto de lo incorrecto al tomar decisiones.
En el caso de los políticos guatemaltecos, debido a su falta de EDUCACIÓN de hogar, es decir de principios y valores; no pueden permitirse el lujo de comprender la función social de su “trabajo” y se comportan como comerciantes, sirvientes, esclavos y lacayos de sus financistas de campaña, sus verdaderos AMOS.
La Historia de Guatemala nos presenta varios ejemplos de INMADUREZ POLÍTICA de los gobernantes, funcionarios y empleados públicos en el desempeño de sus actividades como tales; y para comprender tales conductas debemos determinar el origen etimológico del término inmadurez para así poder conocer a fondo su significado, procede de la unión de varias partes de la lengua latina: 1) El prefijo “in-”, que se usa para mostrar una negación, es decir que NO HAY; 2) El vocablo “maturus”, que se traduce como “bueno o maduro” y el sufijo –ez, que indica “cualidad”.
TOLERANCIA: también proviene del latín tolerancia, que significa “cualidad de quien puede aceptar. Respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las nuestras. Se refiere a la acción y efecto de tolerar; como tal, se basa en el respeto hacia lo otro o lo que es diferente de lo propio”.
El espectro político guatemalteco está compuesto o integrado por personas de diversos estratos económicos, culturales, sociales, intereses económicos y religiosos, PERO… SIN HOMOGENEIDAD DE INTERESES SOCIALES Y POLÍTICOS, por lo que al perseguir sus objetivos personales o actuar de acuerdo a las órdenes de sus amos y señores, se comportan de forma inadecuada, caprichosa, veleidosa y antojadiza con ribetes de lenguaje soez y procaz.
Por ello es de exaltar la crítica del Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala hacia el presidente Jimmy Morales y el Comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, pues en ella resume la realidad inmediata y las razones por las que, supuestamente, se originó la crisis de la semana pasada.
Los guatemaltequismos comprenden el significado de esas conductas, ejemplos: “para mula no se estudia”, “el que nació para maceta… del corredor no pasa”, “o revienta el cincho o revienta el gancho”, este último utilizado por arrieros para indicar que algo tiene que ocurrir irremisiblemente. En idioma kanjobal: “Q´am xa ta chaa b´ej (necio, que no entiende) ¿Y cuándo los funcionarios no se dejan asesorar? pues ellos todo lo saben y todo lo pueden; por eso, como dijo Don Chebo: responden a “lo que Dios les dijo al oído que hicieran…”