Nueva York
DPA

Por más que su nombre no tiene el peso de algunas figuras, Pablo Carreño ya puedo presumir de un logro que apenas unos pocos tenistas pueden exhibir en esta temporada: es uno de los ocho jugadores capaces de haber arribado a los cuartos de final en al menos dos de los cuatro torneos de Grand Slam durante 2017.

El español derrotó hoy en Nueva York al canadiense Denis Shapovalov, una de las estrellas emergentes del circuito, por 7-6 (7-2), 7-6 (7-4) y 7-6 (7-3) para meterse en los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos e igualar así la ronda de los ocho mejores que logró en junio en Roland Garros.

Esa marca lo equipara con estrellas como Roger Federer, Rafael Nadal, Andy Murray, Novak Djokovic, Stanislas Wawrinka, Marin Cilic o Milos Raonic, los otros siete que hicieron dos o más cuartos de final en los grandes de este año.

«Son jugadores consagrados en el circuito y alguno de ellos son leyenda. Estar ahí para mí es un orgullo», indicó Carreño, que consideró un premio a su esfuerzo y sacrificio estar en ese listado.

Aquella vez en París, cuando derrotó a Milos Raonic para llegar a esa instancia, dijo que se trataba de la victoria más importante de su carrera. Hoy casi que se quedó sin palabras. «No puedo describir lo que siento. Es mi primer partido en este estadio y todo es diferente a las demás canchas», dijo un emocionado Carreño al pie de pista.

Es que a diferencia de su ascendente y promocionado rival, que jugó tres de sus cuatro partidos en el estadio Arthur Ashe, Carreño recién hoy afrontó su primer encuentro en la cancha central, en su cuarta participación en Nueva York y en su duodécimo juego en el torneo. Sus únicas experiencias anteriores en la pista principal habían sido la final de dobles del año pasado y un entrenamiento con Rafael Nadal antes del torneo.

Carreño es una de las revelaciones de la temporada: semifinalista en Indian Wells, campeón en Estoril y cuartofinalista en Roland Garros, donde abandonó en el choque ante su compatriota Rafael Nadal por una lesión abdominal, está actualmente número 14 de la clasificación anual y dentro del top 20 del ranking ATP.

Esa lesión ante Nadal, que lo marginó del circuito un mes y medio y que no le permitió competir en Wimbledon, frenó su línea ascendente y le complicó su gira norteamericana de cemento, donde no pudo defender el título de Winston Salem, uno de los tres trofeos que levantó en su carrera.

Pero a los 26 años, joven si se tiene en cuenta la edad media del circuito, cuenta con un futuro promisorio por delante. Así al menos lo creen él y sus dos entrenadores.

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