HOUSTON
AP
Los rescatistas sobrepasados por las miles de llamadas de auxilio durante una de las peores tormentas en la historia de Estados Unidos han tenido poco tiempo para buscar a otras víctimas. Sin embargo, las autoridades admiten la sombría realidad de que las muertes asociadas al huracán Harvey podrían subir de forma drástica una vez se retiren las inundaciones de uno de los núcleos metropolitanos más grandes del país.
A primera hora del martes, Harvey seguía arrojando gran cantidad de lluvia sobre Houston y sus alrededores. Caía un centímetro (media pulgada) de precipitación por hora sobre el condado Harris, donde está Houston, y más al este caían hasta 5 centímetros (2 pulgadas) por hora.
El impacto de la tormenta se hacía sentir en Lake Charles, en el sudoeste de Luisiana, donde las cuadrillas de rescate estuvieron toda la noche sacando a gente de sus viviendas inundadas.
Se estima que la tormenta virará hacia el este hacia Mississippi para el jueves, con lo que Nueva Orleáns está en su paso. Las portentosas imágenes de la trayectoria de Harvey dominaban los radares el martes, justo el 12do aniversario del impacto del huracán Katrina en Nueva Orleáns.
Más de tres días después de que la tormenta asolara la costa de Texas como huracán de categoría 4, las autoridades sólo habían confirmado tres muertes, incluida una mujer fallecida el lunes cuando un gran roble cayó sobre su casa rodante en la pequeña localidad de Porter. Pero los reportes de personas desaparecidas o a las que se daba por muertas iban en aumento.
“Sabemos que en esta clase de sucesos, tristemente, la cifra de muertos sube”, señaló el jefe de policía de Houston, Art Acevedo a The Associated Press. “Me preocupa mucho cuántos cuerpos vamos a encontrar”.
El desastre está alcanzando proporciones épicas, con la cuarta ciudad más grande del país paralizada en su mayor parte por una tormenta que se ha instalado sobre la costa del Golfo de México. Se esperan casi 61 centímetros (2 pies) más de agua además de los 76 cm (30 pulgadas) que ya han caído en algunos puntos, según el Centro Nacional de Huracanes, y las autoridades temen que lo peor esté por llegar.
La zona está generando una cantidad de lluvia que normalmente sólo se veía una vez en más de 1 mil años, indicó Edmond Russo, ingeniero de distrito del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, al que le preocupaba que las aguas rebasaran dos embalses de 70 años que protegían el centro de Houston.
Para el lunes por la noche habían llegado 7 mil personas al refugio más grande habilitado en la ciudad, en el centro de convenciones George R. Brown, que en un principio se había preparado para unas 5 mil personas.
Mientras tanto, la tormenta ganó algo de fuerza el lunes en su camino de vuelta hacia el Golfo, según el Centro Nacional de Huracanes.
Los expertos esperaban que el sistema permaneciera sobre el agua unas 36 horas antes de regresar a tierra al este de Houston en algún momento del miércoles. Después se cree que se dirigirá al norte y perderá fuerza.
Hasta entonces podrían caer hasta 51 cm (20 pulgadas) de agua, indicó el lunes el director del Servicio Nacional de Meteorología, Louis Uccellini.
Eso implica que las inundaciones empeorarán en los próximos días, y que las aguas desbordadas tardarán en retroceder una vez pase la tormenta, señaló la agencia.