Por RUSSELL CONTRERAS

El general del Ejército confederado Robert E. Lee fue denostado durante la Guerra Civil estadounidense, pero con el correr del tiempo pasó a ser una figura heroica de “la causa perdida” del sur.

Y en la actualidad es un símbolo del racismo y de la era de la esclavitud.

Su transformación –clave en el brote de violencia ocurrido en Charlottesville, Virginia– refleja el cambio de actitudes en el país en torno a la raza, la mitología y la reconciliación nacional.

Los monumentos de Lee y las numerosas escuelas que llevan su nombre en el sur son el centro de un debate en un país con una cambiante composición demográfica.

¿Quién era realmente Lee, más allá del mito? ¿Por qué hay monumentos en su homenaje, para empezar?

EL SOLDADO
Hijo del héroe revolucionario Henry Lee, Robert E. Lee egresó con honores de la academia militar de West Point y se distinguió en varias batallas durante la guerra con México. Al aumentar las tensiones entre el norte y el sur, su mentor, el general Winfield Scott, le ofreció comandar las fuerzas de la Unión (norte). Lee declinó y renunció al Ejército.

Aceptó dirigir en cambio las fuerzas de la Confederación (el sur) y fue uno de sus generales, a pesar de tener poca experiencia de combate. Logró varias victorias más que nada por la incompetencia del general norteño George McClellan, según varios historiadores. Se dice que no controlaba a sus subordinados y tampoco tenía grandes conocimientos tácticos. Sufrió una gran derrota ante las fuerzas del general George Meade en Gettysburg. Su ataque con una masiva fuerza de infantería en un llano fue un grave error en una era en la que se imponía el fuego de artillería y de fusiles, según «The Encyclopedia of Nineteenth-Century Land Warfare: An Illustrated World View».

Pocos días después de ser nombrado comandante en jefe de los Ejércitos confederados, Lee se entregó al general de la Unión Ulysses S. Grant en Virginia, el 9 de abril de 1865.

EL ESCLAVISTA

Militar de carrera, Lee no tenía mucha fortuna, pero heredó unos pocos esclavos de su madre. Y se casó con una integrante de las familias más ricas de Virginia, dueña de muchos esclavos. Cuando falleció su suegro, Lee se dedicó por un tiempo a manejar los negocios de la familia y encontró fuerte resistencia entre los esclavos, que esperaban ser liberados.

Documentos indican que Lee fue cruel con sus esclavos y alentaba a sus guardias a que castigasen severamente a los que eran capturados tratando de fugarse.

En una carta de 1856 a su esposa, Lee escribió que la esclavitud era “algo diabólico en el plano moral y político”. También dijo en la misma carta que Dios sería el responsable de emanciparlos y que los negros estaban mejor en Estados Unidos que en África.

HÉROE DE LA CAUSA PÉRDIDA

Después de la Guerra Civil, Lee resistió los esfuerzos por construir monumentos en su honor en el sur y trató de que el país dejase atrás esa etapa.

Después de su muerte, en el sur se impuso una versión revisionista de la guerra civil llamada “la causa perdida” que tenía a Lee como figura central. Se aducía que el sur sabía que libraba una batalla perdida y decidió seguir adelante por una cuestión de principios. Se decía también que la guerra no era en torno a la esclavitud, sino que había en juego altos ideales constitucionales.

A medida que la versión de la causa perdida ganaba popularidad, se comenzó a promover la figura de Lee, ignorando sus deficiencias como general y el hecho de que fue dueño de esclavos, según Gary Gallagher, profesor de historia de la Universidad de Virginia especializado en la Guerra Civil. Surgieron monumentos a Lee en la década de 1920, en que cobró nuevamente fuerza el Ku Klux Klan.

La estatua de Lee en Charlottesville fue levantada en 1924. Al año siguiente el Congreso nacional aprobó fondos para restaurar la mansión de Lee en el Cementerio Nacional de Arlington. Se emitió una moneda en su honor y su imagen aparece en cinco estampillas. Ninguna figura de la Unión recibió tantos homenajes, con excepción de Abraham Lincoln.

El profesor de historia de la Universidad de Houston Gerald Horne dice que muchos políticos del norte cedieron a las presiones del sur y aceptaron pintar una imagen conciliatoria de Lee por temor al brotes de violencia relacionados con la lucha por los derechos civiles de los negros.

UNA NUEVA BATALLA

Una generación después de la del movimiento por los derechos civiles de los negros, numerosos negros e hispanos empezaron a exigir que se retirasen monumentos en honor a Lee y otras figuras de la Confederación en Nueva Orleáns, Houston y Carolina del Sur. La campaña obedecía en parte a actos violentos cometidos por supremacistas blancos que usaban imágenes de la Confederación y a historiadores que cuestionaban la versión de la historia que habla de “la causa perdida”.

Se retiró una estatua de Lee en Nueva Orleáns en el 2015 que era el último de cuatro monumentos a figuras de la Confederación que quedaba en la ciudad.

El año pasado se cambió el nombre de la secundaria Robert E. Lee High School, con muchos hispanos entre sus estudiantes, la cual pasó a llamarse Margaret Long Wisdom High School.

Este año el concejo municipal de Charlottesville dispuso retirar de un parque público una estatua de Lee, en una medida muy resistida por supremacistas blancos y neonazis que veneran a Lee y a la Confederación. La violencia del fin de semana, con un saldo de al menos tres muertos, se inscribe en el marco de las protestas contra la supresión de esos monumentos.

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