POR MARIELA CASTAÑÓN
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La Policía Nacional Civil (PNC) está integrada por un total de 36 mil 707 personas, de las cuales 5 mil 451 son mujeres y 31 mil 256 hombres. La participación del género femenino empodera a la institución por la capacidad, inteligencia y compromiso con el país. Aunque el camino no ha sido fácil, han logrado sobresalir, venciendo el machismo y estigma sobre el papel de las mujeres en la sociedad.
Yotzaida García: Tenía que buscar un ascenso
Yotzaida García es la jefa de la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica (SGAIA) de la PNC. Tiene 18 años de ser parte de la institución, desde que inició su carrera en 1999. Al igual que otras mujeres destacadas, comenzó en el rango más bajo como agente en la Comisaría 73 de Chimaltenango, pero siempre aspiró a ascender a otro puesto.
“En Chimaltenango me di cuenta que tenía que buscar un ascenso, porque la vida que tenía no era para pensar –en quedarme ahí–, cuando vi cómo eran los turnos, el trato que daban en esos días los mandos. Tuve la motivación de buscar un ascenso y me destinaron a la Comisaría 72 en Sololá; estuve dos meses. Me enviaron a la Academia como instructora y me fui para el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona), lo que ahora es la División de Protección a la Naturaleza (Diprona)”, explica García.
De acuerdo con la entrevistada, en las delegaciones donde estuvo permaneció al menos tres años; únicamente en Sololá estuvo algunos meses. En su trayectoria también destacó en el área de inteligencia policial, investigación criminal y finalmente en la SGAIA, donde tiene tres años.
García explica que uno de los desafíos más grandes en su carrera fue optar a un ascenso, porque regularmente el número de vacantes eran pocas. Por ejemplo, existían 50 plazas para 800 aspirantes. En su caso, se sometió a todas las pruebas y las ganó.
Según la entrevistada, otro reto era alcanzar la profesionalización y dejar a su familia en épocas importantes. Eso, según ella, la marcó, porque también es madre.
“Otro desafío es la profesionalización porque requiere de mucho tiempo, dedicar un espacio dentro de las cien tareas para buscar la profesionalización. Y lo más difícil es el tema familiar, porque en Semana Santa o Navidad no se participa como toda la gente, son espacios muy cortos de convivencia familiar y eso marca”, detalla.
La subdirectora relata que los tiempos de lactancia para las madres policías que están en áreas operativas son cortos. Prácticamente los dejan, pues no pueden amamantar a sus bebés. Ella recuerda que cuando estaba en la sede de Seprona en 2003, tuvo que llevar a su niño en una ocasión.
“Uno de mis niños pasó un fin de año conmigo en la sede de Seprona, ahí los mandos influyen para facilitar ese espacio. Si uno está en una oficina o un horario administrativo, uno puede tomar su hora de lactancia, pero si está en una unidad operativa, uno debe llegar a un acuerdo con el jefe para poder estar con el bebé. La lactancia uno la deja. Recuerdo que mi bebé estuvo en la sede. Son cosas que no se dan porque es un riesgo, pero preferí que esa Navidad estuviera conmigo”, dice.
En tanto, cuando tuvo la jefatura de una cárcel pública en Sololá, en una ocasión debió desarmar a un policía que llegó en estado de ebriedad. Ella tenía que mantener el orden y sancionar al agente.
“Recuerdo a un compañero que tenía la costumbre de beber –licor– y, en lugar de cubrir su servicio, se fue. Yo lo mandé a traer y confirmé que olía a licor. Tuve que desarmarlo y quitarle el equipo, debía cumplir con mis funciones. Recuerdo ese día fue difícil, pero fueron las primeras experiencias –en una jefatura–”, detalla.
De acuerdo con la subdirectora, el camino para obtener ascensos y llegar a ser la titular de la SGAIA no ha sido fácil, sin embargo, reitera que todas las mujeres tienen la capacidad suficiente para alcanzar sus metas profesionales y personales con trabajo arduo y esfuerzo.
La jefa policial tiene dos licenciaturas en Administración de la Investigación y Criminología. Actualmente estudia una maestría en Ciencias Forenses.
Por otro lado, entre sus funciones destacan el combate al narcotráfico, al narcomenudeo, al lavado de dinero y la desarticulación de estructuras delictivas.
Actualmente en la SGAIA hay un promedio de 1 mil 440 hombres y 178 mujeres, de las cuales 7 tienen mandos medios. Las mujeres policías se dedican a ser guías K-9 (de perros entrenados), realizan allanamientos, pruebas de campo, hacen trabajo mecánico en los helicópteros y atienden la destrucción de químicos.
Roxana Alvarado: Tuve que pasar varias penitencias por ser mujer
Roxana Alvarado tiene 23 años de carrera y el grado de agente policial. En dos ocasiones ha sido reconocida a nivel internacional por su capacidad en la identificación de huellas lofoscópicas o dactilares.
En 2015 obtuvo el segundo lugar en un concurso en la identificación de huellas dactilares. El evento se realizó en Estados Unidos, y en 2013 obtuvo el primer lugar en un concurso similar, pero efectuado en Puerto Rico.
Los desafíos de Alvarado han sido muchos; su trayectoria inició en el Gabinete Criminalístico de la PNC, donde hace algunos años se creía que las mujeres no podían ascender por su condición.
“La primera función que tuve fue reseñar huellas para obtención de licencias. Después yo quería pasar al área de dactiloscopia, pero resulta que en esa área no era tan fácil ingresar, porque era mujer. Decían que las mujeres no servíamos para ser dactiloscopistas en ese tiempo, porque –nos decían– que no podíamos hacer fuerza, mover un escritorio o un archivo, y porque rápido resultábamos esperando un bebé y pedíamos permisos para ir al médico. Yo le decía al encargado que yo no era de estar pidiendo permiso y estar embarazada no era enfermedad, sino una bendición”, reitera.
Alvarado explica que su jefe le decía que por ser mujer no podía ascender. Debido a su insistencia y trabajo arduo logró obtener una oportunidad en el área de dactiloscopia.
“Él –mi jefe– me decía: el problema es que usted es mujer, si fuera hombre no habría ningún problema. Tuve que pasar varias penitencias o castigos, como estar en diferentes oficinas. Yo le decía a él que quería pasar al área de clasificación, pero él me decía que no. Me asignaba tareas que debía entregar a las 3 de la tarde, pero yo se la llevaba a las 11 de la mañana. Él me decía: sabe o no –la hora– en el reloj, pero yo siempre se las llevaba a las 11”, recuerda la entrevistada.
Según Alvarado, después de la insistencia y el trabajo demostrado, su jefe se dio cuenta de su deseo de aprender y estar en otra área, por lo que terminó convenciéndose de que las mujeres sí tienen capacidad para diferentes áreas.
“Me dijo: usted viene a ser la excepción de las mujeres. Yo estaba muy feliz. Él empezó a darme más tarea. También me fui a mi pre y postnatal –cuando tuve a mi bebé–. No pedía permiso para ir a mis citas médicas –en horarios de trabajo–. Él me dijo que se había equivocado conmigo”, detalla.
De acuerdo con la profesional, hasta hace dos años su trabajo fue reconocido públicamente por las autoridades de la PNC, antes no se sabía nada de la labor realizada en la resolución de los casos, a través de la identificación de las huellas de presuntos sindicados.
“Fue con el comisario Nery –Ramos– y el jefe Stu –Velasco– (director y subdirector de Investigación Criminal respectivamente) que han reconocido la labor; de lo contrario, nunca habría salido de las cuatro paredes, con mis lupas, portaminas, tarjetas, huellas latentes, fragmentos. Nadie me conocía”, dice.
Actualmente la profesional capacita a policías de diferentes unidades en el uso de los dispositivos móviles del Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Dactilares (AFIS por sus siglas en inglés). También continúa trabajando en el Gabinete Criminalístico de la Subdirección General de Investigación Criminal (SGIC).
El año pasado, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés), donó a la PNC 90 dispositivos móviles, los cuales son utilizados para la identificación de las personas por medio de las huellas dactilares.
Alvarado tiene una licenciatura en administración de negocios y recientemente culminó otra licenciatura en administración de proyectos.
La policía refiere en que los desafíos más grandes han sido dejar a su familia y a sus hijos, que hoy son unos jóvenes universitarios.
“Lo más difícil es dejar a la familia, pasar varias Navidades y Semanas Santas –sin ellos–. Mis hijos pasaban con mi esposo y yo trabajando. Él ha estado conmigo, llenando esos vacíos cuando no he estado. Y mis hijos han sido muy comprensivos al entenderme para que todo esto salga adelante por el bien del país y de la institución”, explica.
La entrevistada concluye en que las mujeres pueden alcanzar sus metas, principalmente ahora que hay avances para la equidad de género.
“Lo que puedo decirle a las mujeres que están iniciando en la PNC es que han encontrado una mesa puesta muy diferente –en comparación a– cuando yo inicié. Los jefes –Nery Ramos y Stu Velasco– son muy diferentes, yo no los veo como antes, que había cierto egoísmo para las mujeres. La mujer que se propone algo y confía en Dios, lo logra. Tropiezos habrá en todos lados y siempre habrá quien quiera detenernos, pero lo importante es saber cuál es nuestra meta”, reitera.
MUJERES POLICÍAS
García y Alvarado son dos de las 5 mil 451 mujeres policías que tiene la institución. Aunque la mayoría tiene el rango de agente, ahora existe más notoriedad sobre el papel que ejercen. (Lea el recuadro Grado jerárquico de las policías).
LOS DESAFÍOS Y LAS ACCIONES
De acuerdo con otras agentes consultadas, en la Policía todavía prevalece el machismo, el acoso laboral y sexual, así como la cosificación de las mujeres, al considerarlas objetos “atractivos” o de “compañía”, y no sujetos de derechos.
Además, existen otros desafíos, como la indumentaria, que está diseñada para hombres, y la infraestructura sin espacios específicos para ellas.
Verónica Godoy, directora de la Instancia de Monitoreo y Apoyo a la Seguridad Pública (IMASP), considera que existen avances en la participación de la mujer en la Policía, no solo por la cantidad, sino por su capacidad; sin embargo, todavía prevalece el machismo que es el reflejo de la sociedad.
“Hay muchas mujeres muy buenas en el área operativa. Antes se pensaba que la mujer no se podía desarrollar bien, pero hay ejemplos que demuestran que hay muy buenas oficiales, que se han desempeñado bien en el área administrativa y operativa. Aunque todavía hay mucho por hacer, porque no se nos debe olvidar que lamentablemente la institución policial es el reflejo de la sociedad, es machista, pero creo que hay avance y mayor apertura”, reitera.
Godoy opina que se deben promover procesos de sensibilización sobre el tema de género para romper las barreras que existen.
“Se debe trabajar el tema de género, que significa que se les dé igual oportunidad. Hay que sensibilizar a toda la Policía y a los mandos para que den la oportunidad para que se puedan desarrollar. La institución policial es machista como nuestra sociedad. También se debe trabajar en supervisión y control para identificar los lugares donde a las mujeres no se les da ese espacio. Es necesario hacer procesos de sensibilización y capacitación, a lo interno”, indica.
A criterio de la profesional también se debe verificar y sancionar a quienes incurran en acoso sexual, porque este tema persiste.
Por otro lado, Rosa María Juárez, asesora de la Comisión Nacional de Reforma Policial, explica que desde esta instancia se ha impulsado la “Política para Igualdad de Género entre Hombres y Mujeres en la PNC”, que busca crear directrices para la implementación de la igualdad y equidad de género en la prestación del servicio y a lo interno de la institución.
De acuerdo con Juárez, los desafíos que todavía encuentran para implementar la política es llegar a todos sus integrantes. Además señala que el machismo es un problema de sociedad, que se tiene que desaprender.
La entrevistada dice que se instruye a las mujeres policías desde la Academia; se les hace saber sus derechos. En tanto, si existen casos de acoso sexual se sancionan.
“Se trabaja empoderando a las mujeres sobre sus derechos. Al empoderar a las mujeres, desde su formación básica en la Academia –de la PNC–, creo que no permitimos el acoso, que es penado dentro del área administrativo policial. El acoso sexual tiene infracciones graves y muy graves”, indica.
A criterio de la profesional, existen avances en la inclusión de género, que ha crecido en cantidad y capacidad, sin embargo, se continúa trabajando con hombres y mujeres, pues también algunas de ellas deben desaprender patrones machistas.
“Lo que puedo decirle a las mujeres que están iniciando en la PNC es que han encontrado una mesa puesta muy diferente –en comparación a– cuando yo inicié. Los jefes –Nery Ramos y Stu Velasco– son muy diferentes, yo no los veo como antes, que había cierto egoísmo para las mujeres. La mujer que se propone algo y confía en Dios, lo logra.” Roxana Alvarado, agente policial.
“Uno de mis niños pasó un fin de año conmigo en la sede de Seprona, ahí los mandos influyen para facilitar ese espacio. Si uno está en una oficina o un horario administrativo, uno puede tomar su hora de lactancia, pero si está en una unidad operativa, uno debe llegar a un acuerdo con el jefe para poder estar con el bebé. (…) Son cosas que no se dan porque es un riesgo, pero preferí que esa Navidad estuviera conmigo” Yotzaida García, jefa de la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica.