Edith González

«La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo». Isabel Allende

«Madre adolescente y su bebé de 15 días, asesinados. La madre había sido violada». (La Hora página 35. Agosto 4- 17.)

«Secuestran a abogada y abandonan a su hijo de 4 años». (La Hora. Página 4. Agosto 3-17.)

«Katia Grisel García Alvarenga, de 7 años y Eynar Lizandro García Ramírez, sufrieron lesiones tras un ataque armado en Chimaltenango». Policía Nacional Civil. Agosto 3-17.

Es en esta semana que estos tres casos de violencia contra nuestros niños se produjeron y aunque «se investigan los sucesos», hasta hoy no hay una respuesta de las autoridades en el Ministerio de Gobernación que permita aclarar los hechos, detener y juzgar a los culpables y ante todo sacarlos de las calles en donde tiene contacto con otros niños.

Esta misma semana se informó que habían sido capturadas cuatro personas acusadas de matar a dos niños en San Juan Sacatepéquez, Guatemala. Uno de los detenidos reveló, sin remordimiento, a periodistas que «acuchilló tres y cuatro veces a los niños…» por acciones cometidas por un adulto y ¿por qué los niños pagaron con su vida?

¿Qué causas sociales aparecen en el caso de la violencia contra los niños?

Sobrepoblación, bajos niveles de escolaridad, falta de oportunidades para los padres, abandono de los hijos por los padres que consideran que no pueden o no quieren atenderlos; un estado incapaz de enfrentar esta crisis que día a día se incrementa; la increíble capacidad operativa de grupos antisociales que no puede el Ministerio de Gobernación controlar; la herencia de los 36 años de la guerra, que nos mostró la «capacidad» de matar.

Quizás la más importante es la falta de atención de los padres o responsable de los niños y junto a esto la falta de un castigo para quienes no atienden, cuidan y corrigen a los jóvenes, pero que cuando sucede una tragedia inmediatamente lloran, gritan y acusan al Estado, además de exigir una retribución económica, como el caso del Hogar Seguro, que ahora amparados por grupos que dicen ser defensores de los derechos humanos, pero que nunca antes velaron por la seguridad y atención a estos niños.

No tenemos evidencia que los ataques a los niños sean de manera directa, pero sí es claro que el valor de la vida ya no cuenta, pues si hay niños en la zona de un atentado, le da igual a los asesinos.

Durante los años de la guerra, no hubo niños muertos, heridos o secuestrados por los bandos en conflicto. Se tenía respeto total en caso de que en el sitio de una acción armada hubiera niños.

El grado de descomposición social actual ya no guarda consideración por nuestros niños que son blanco de acciones colaterales, que les provocan la muerte o quedan heridos. Incluso les hacen ingresar en las pandillas, en donde aprenden a matar y tener una vida sin un trabajo honrado.

En el 2016, Inacif revela que murieron por acciones armadas en el país un total de 232 niños, menores de 14 años. En el primer semestre de este año, la cifra llega a 145. ¿A cuánto ascenderá a fin de año?

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