Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@gmail.com
La primera impresión al leer el título de mi columna, da a pensar que estoy loco, ya que los precios de la gasolina han bajado en estos días. “Que buena noticia”, dirían algunos. Sin embargo, esa reducción de precios es un espejismo.
Como indiqué en uno de mis primeros artículos, donde describí de forma muy general los precios del petróleo y realicé un análisis muy somero sobre la relación que existe entre el precio del petróleo y los precios de la gasolina a nivel local (Guatemala) utilizando la base de datos de precios históricos de combustibles que el MEM (Ministerio de Energía y Minas) publica en su página web, aunque es cierto que cuando baja el precio del petróleo, también lo hace el precio de la gasolina en Guatemala, esa reducción de los precios de la gasolina no es proporcional a la reducción de los precios del petróleo. Saqué un indicador que es la división de los precios por galón de gasolina entre los precios en quetzales por galón de petróleo. Ese indicador aumentaba cuando los precios del petróleo iban a la baja, lo que da a entender que los comerciantes NO trasladan la reducción de precios de forma inmediata. Lo contrario ocurría cada vez que el precio del petróleo aumenta. Es decir, que en ese caso (aumento de precios de petróleo), los aumentos al precio de la gasolina sí eran proporcionales, lo que da a entender que los comerciantes SÍ trasladan el aumento de precios de forma inmediata.
Para realizar un análisis más profundo de la data, utilicé métodos estadísticos un poco más avanzados para determinar (estadísticamente, no a “ojo de buen cubero”) si mi teoría es correcta o no. Comparé los precios históricos del petróleo vs el índice gasolina/petróleo que había sacado en mi columna publicada el 20 de abril de 2017, y los resultados una vez más fueron claros: cada vez que el petróleo baja, el índice gasolina/petróleo sube aproximadamente en quince centavos por cada quetzal que baja el petróleo. La correlación entre ambos es de un 88%.
La conclusión obvia es que tanto el Ministerio de Energía y Minas como el Ministerio de Economía, se quedan cortos a la hora de verificar que los importadores y expendedores de gasolina y derivados de petróleo no cometan abusos con el consumidor. Se sabe que los productos derivados del petróleo son de uso diario y a la vez son de carácter estratégico para el país. Impactan en la producción y distribución de productos de la Canasta Básica, impactan en la generación de energía eléctrica, impactan en el transporte público y privado. Por lo tanto creo que es necesario que las autoridades vayan más allá de la simple tarea de recolectar y publicar precios de venta al público de derivados del petróleo; deben tomar un rol activo sobre estas empresas y cuestionar el letargo de reducir los precios de la gasolina cuando bajan los precios del petróleo, so pretexto de los inventarios actuales; argumento demostrado falaz, ya que cuando el precio internacional del petróleo sube, inmediato es el incremento de los precios locales de la gasolina.
Es hora de velar porque los guatemaltecos paguemos precios justos de los productos básicos.







