Por Joseline Ayala
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El sistema político del país, derivado de las denuncias de supuesto tráfico de influencias y financiamiento ilícito durante el gobierno de la Unidad Nacional de la Esperanza y en la campaña que llevó al Partido Patriota (PP) al poder, respectivamente, ha sido tomado históricamente por los empresarios como un negocio que les ha garantizado influencia y contratos cuantiosos en Guatemala.

De acuerdo a Álvaro Montenegro, representante de la Alianza para la Reforma Electoral, el sector privado del país debería hacer público un mea culpa, es decir, debería aceptar que muchos empresarios son parte de la corrupción en el país a través de financiamientos que son considerados como inversiones y negocios con los partidos.

“Todo ese proceso es parte de un ciclo de corrupción que ha inventado el mismo sector privado, pues la inversión se hace con la intención de que las autoridades les devuelvan el favor con contratos y privilegios y todo eso lo ven como un negocio”, explica Montenegro.

Por su parte, Eddy Cux de Acción Ciudadana, aseguró que el caso más reciente “Corrupción y Construcción” evidencia la forma estructural en que la corrupción está incrustada en el sector empresarial, pues a través de sobornos y de financiamientos logran atender sus intereses, algo que no debería ser permitido por ningún sistema democrático.

“Esto es parte de los efectos perversos del sistema que se maneja en Guatemala. pues el interés de los empresarios evidencian un claro efecto del sistema capitalista al que nos tienen sometidos, las empresas deberían mantener una relación sana no de forma opaca con grandes monopolios y beneficios”, indica.

LOS NÚMEROS DE LA CORRUPCIÓN

El techo presupuestario establecido para el período electoral del 2011 fue de 41.5 millones de quetzales, algo que de acuerdo a un informe de Acción Ciudadana, fue rebasado en demasía, en especial en el tema publicitario.

La investigación indica que los partidos políticos gastaron de octubre del 2010 a abril del 2011 unos 58 millones de quetzales en medios de comunicación durante la precampaña, liderado por el PP con un estimado de 21 millones de quetzales invertidos en un aproximado de 7 meses.

La UNE invirtió unos 17 millones de quetzales en el mismo período y el partido Unionista más de cinco millones de quetzales, seguido por Libertad Democrática Renovada (Lider) con cuatro millones y Compromiso, Renovación y Orden (Creo) con 2.6 millones. Los restantes 8 millones de quetzales fueron invertidos entre nueve contendientes más.

Estos números se incrementaron ridículamente en el período de campaña comprendido entre mayo y noviembre del 2011, cuando la inversión de los partidos fue de 413 millones de quetzales en pauta publicitaria, siendo la televisión, con 333 millones de quetzales, el medio más utilizado para hacer proselitismo.

En ese momento, el PP gastó unos 153 millones de quetzales en campaña mientras que el partido Lider invirtió 101 millones de quetzales; la UNE 59 millones, Creo 26 millones, Unionista 15.8 millones y el Partido de Avanzada Nacional (PAN) 15.5 millones.

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