Por GEORGE JAHN
VIENA
agencia/AP
Con su fuerte acento tirolés, Mehmet Altin parece un nativo de esa provincia austríaca. Pero este administrador de un campamento que se radicó en este pueblo de montaña hace varias décadas podría perder la ciudadanía de su país adoptivo, junto con otros miles de personas, en el marco de una campaña contra la gente que tiene pasaportes austríaco y turco, lo que es ilegal.
Los problemas de Altin son reflejo en parte de la percepción reinante en Austria de que los turcos, que emigraron en grandes números a este país en los últimos tiempos, siguen sin asimilarse a pesar de que llevan décadas aquí. A eso se suman los temores que se perciben en buena parte de Europa de que los inmigrantes representan una amenaza para los valores del continente europeo.
La ley que prohíbe la doble nacionalidad en la mayoría de los casos y que requiere a los austríacos naturalizados que entreguen sus viejos pasaportes podría estar castigando a la gente equivocada. Otros residentes de Ehrwald, el pueblo de Altin, consideran a este turco curdo como uno más de ellos.
Este fornido hombre de 50 años se siente mucho más a gusto en sus esquís o al frente de grupos de turistas que en ningún otro sitio. Si bien sigue siendo en teoría musulmán, sus seis hijos, de un primer matrimonio con una austríaca y un segundo con una alemana, son católicos y no hablan turco.
Altin dice que, más que alguien que viola las leyes, se siente una víctima. Afirma que las autoridades turcas no respondieron a su pedido de que le retirasen la ciudadanía. Pero el gobierno de la provincia de Tirol falló en su contra, descartando documentos que demostrarían que el gobierno turco es el culpable de la confusión.
Partidarios de la campaña en contra de la doble ciudadanía están aprovechando los resultados de un referendo de abril en Turquía que amplió los poderes del presidente Recep Tayyip Erdogan para aducir que muchos turcos rechazan los ideales democráticos de la Unión Europea. Más del 70% de los turcos austríacos que votaron apoyaron el referendo.
No hay estadísticas nacionales, pero en Tirol las autoridades dicen que unas 30 personas, la mayoría de ellas turcas, fueron despojadas de su ciudanía austríaca en los últimos años porque conservaban ilegalmente un segundo pasaporte. Los violadores son descubiertos de casualidad, pero algunos políticos piden que se hagan esfuerzos para detectarlos.
Citan cifras del propio partido de Erdogan, el AKP, según las cuales el 45% de los turcos habilitados para votar en Austria emitieron unos 48 mil votos en las elecciones parlamentarias del 2015. Eso indicaría que hay unos 106 mil residentes en Austria de al menos 18 años que son ciudadanos turcos.
El gobierno austríaco, por su parte, lista solo 93 mil, lo que indicaría que hay 13 mil turcos que conservan su pasaporte original sin conocimiento del gobierno austríaco.
Los hijos de matrimonios entre austríacos y personas de otra nacionalidad pueden tener ambas nacionalidades. Pero el dirigente ultraderechista Herbert Kickl sostiene que podría haber miles de casos en los que una persona entrega su pasaporte turco al tomar la ciudadanía austríaca y luego vuelven a solicitar la ciudadanía turca en secreto.
Kickle pide que se “suspendan todas las naturalizaciones de turcos por tiempo ilimitado”. Y ese pedido ha sido bien visto por gente que no está asociada con las posturas anti-inmigración de su Partido de la Libertad.
Peter Pilz, del Partido Verde, de izquierda, dice que tiene una lista secreta de 100 mil turcos que votaron en el referendo de abril, la cual podría ser cotejada contra la lista de turcos con pasaportes austríacos. Por ahora no ha entregado esa lista a las autoridades. El ministro del interior Wolfgang Sobotka, de centro, por su parte, habla de fuertes multas y otros castigos.
Para Altin, todo esto es parte de un plan para explotar el sentimiento anti-inmigrante que ayudó al Partido de la Libertad a ser el favorito de cara a las próximas elecciones nacionales. Ciudadano austríaco desde 1995, muestra los documentos que dice comprueban que su doble nacionalidad es producto de un error de las autoridades turcas.
Un documento de 1996 emitido por el consulado turco en Salzburgo certifica que Altin “perdió su ciudadanía turca”. Y un documento del ministerio del interior turco del 2002 que Altin gestionó al enterarse de que todavía figuraba como ciudadano turco señalaba que había “perdido su nacionalidad turca”. Su pasaporte austríaco contiene decenas de estampados que revelan que ingresó numerosas veces a Turquía como extranjero.
Los funcionarios tiroleses, no obstante, no aceptan esa postura. Dicen que le retiraron la ciudadanía austríaca a Altin porque conservó a sabiendas su pasaporte turco.
Agregan que tampoco hay pruebas de que los turcos le devolvieron la ciudadanía sin su conocimiento, como dice Altin.
Las autoridades le dijeron a Altin que puede volver a solicitar pasaporte austríaco cuando no queden dudas de que perdió la ciudadanía turca. Ello implica tomar severos exámenes de alemán y de otros temas que no existían hace algunas décadas. Esos exámenes son difíciles de pasar para gente que no está muy asimilada, pero no deberían ser un problema para Altin.
Solicitar la ciudadanía de nuevo, según Altin, sería como admitir su culpabilidad, y no piensa hacerlo. Dijo que acudirá a los tribunales para cuestionar la decisión de quitarle la ciudadanía, que atribuye “un esfuerzo de los políticos por ganar popularidad a mi costa”.
Altin contará con el apoyo de muchos residentes de Ehrwald. Incluido el alcalde de la ciudad Martini Hohenegg dice que Altin “no solo está integrado, sino que es realmente uno de nosotros”.