Por KELVIN CHAN
HONG KONG
AGENCIA/AP
Con una entrada revestida de mármol, balcones con hermosas vistas y una decoración moderna y elegante, el edificio de Donny Chan es el tipo de edificio torre en el que sueña vivir todo profesional joven de Hong Kong.
Chan, de 39 años, sin embargo, pasa el menor tiempo posible en su departamento porque tiene apenas 18 metros cuadrados (193 pies cuadrados). Su diminuta vivienda del tamaño de un espacio para estacionar un auto en un edificio con un ostentoso nombre, High One, es parte de una creciente tendencia: la construcción de edificios con microdepartamentos, pequeños incluso para los parámetros Hong Kong, una urbe costosísima acostumbrada a las propiedades diminutas.
«Cada vez que entro, me siendo como un gato encerrado en una caja», comentó Chan, director artístico de una firma fabricante de equipos médicos. Para evitar volver a su claustrofóbico departamentito, juega al básquetbol o al bádminton, va al cine o a bares de karaoke, se reúne con amigos o visita a su familia.
«Me voy a caminar a centros comerciales hasta que cierran», admite.
En Hong Kong se construyen edificios con departamentos cada vez más pequeños para los compradores de clase media, a menudo tan diminutos que les dicen «unidades para mosquitos». Hay quienes los ridiculizan y los ofrecen como un ejemplo de lo inflado que está el mercado de bienes raíces y de la creciente desigualdad de Hong Kong.
Hong Kong es considerado el mercado inmobiliario más caro del mundo.
El boom de los microdepartamentos sigue una tendencia al minimalismo que se observa también en Estados Unidos y otros países desarrollados. La diferencia es que en Hong Kong la gente vive en esas unidades pequeñas no por elección propia sino porque no tiene otra opción.
Chan se instaló en una de ellas tras separarse de su esposa el año pasado. Vio una veintena de departamentos durante tres semanas, todos más caros, más lejos de su trabajo o en peores condiciones.
Cuando irrumpieron en el mercado, los compradores acapararon estos microdepartamentos para alquilarlos, pues les daban ganancias por encima del promedio. El Gobierno intervino para controlar los precios y la demanda ahora es de gente que necesita un sitio donde vivir, según Ingred Cheh, jefa de investigaciones de Jones Lang Lasalle.
Los precios de las propiedades son tan caros que quienes viven en unidades del tamaño de una celda pueden considerarse afortunados, de acuerdo con Edward You, un legislador que representa a arquitectos y tasadores.
El dueño del departamento de Chan pagó 500 mil dólares por esa unidad en el 2015. Chan paga un alquiler de 1 mil 300 dólares el mes, que representan un tercio de su sueldo. Dice que jamás compraría una propiedad de esas dimensiones. Y que si comprase algo más grande, «estaría pagándolo el resto de mis días».
El año pasado la firma MT Sisters llegó a vender unidades de 15 metros cuadrados (166 pies cuadrados) por 500 mil dólares. Con tal de ahorrar espacio, no hay división entre la ducha y el sector del inodoro.
En el 2016 se construyeron 206 departamentos de menos de 20 metros cuadrados, comparado con los 79 del 2015 y ninguno en el 2012. Este año, el 30% de los 17 mil 122 departamentos en construcción tendrán menos de 40 metros cuadrados (430 pies cuadrados). Y ese porcentaje será del 43% en el 2018.
La mayoría de los residentes de Hong Kong dispone de mucho menos espacio que los habitantes de otras economías avanzadas, donde el promedio es de 40 o 50 metros cuadrados por personas, e incluso que el de China continental, donde el promedio es de 30 metros cuadrados.
Las dimensiones del departamento afectan el estilo de vida de Chan, que, para empezar, tuvo que desprenderse de muchas pertenencias o dejarlas en el de sus padres.
Guarda lo que tiene en cajones debajo de la cama. Cuenta con un pequeño armario, un silloncito para dos personas y una mesa diminuta. No hay espacio para un televisor.
No puede organizar fiestas ya que apenas si puede recibir un par de visitantes.
La nevera es muy chica, pero Chan dice que nunca cocina.
«Si cocinas, el olor dura días», sostuvo.
Chan dice que cuando venza el contrato de alquiler, se mudará a los suburbios. Alquilará algo un poco más amplio, a sabiendas de que le tomará más tiempo llegar a la oficina.
Duda que pueda comprar algún día.
«No sé cómo hacen los jóvenes para comprar», indicó.