Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá.”
Horacio

Toda regla tiene una excepción más, sin embargo, en Guatemala y con relación a la corrupción, desafortunadamente la excepción se ha convertido en regla, aunque a muchos ha ofendido que el inquilino actual de la Casa Presidencial, en una entrevista políticamente incorrecta, aceptó una realidad de la que es parcialmente responsable, ya que comparte dicha responsabilidad con todos sus antecesores, sin más ni menos, acá no existe excepción alguna, todos somos responsables de la corrupción en la que nos encontramos enlodados hasta más allá del cuello.

Naturalmente que no todos nos encontramos, cual comedia griega en la misma intensidad en relación a la corrupción, ¿O no es corrupción aprovecharse de un cargo temporal para agenciarse de un pasaporte? ¿Tampoco es corrupción, no hacer una cola que todos los mortales hacen porque se conoce a un funcionario? ¿Asimismo no es corrupción que un Juez sin pruebas más que fehacientes no dicte una medida de seguridad, a una persona ligada a proceso, por temor al escarmiento mediático, aunque los mismos tengan problemas de salud, sumado a que el delito no es contra la vida ni la integridad de las personas, sumando a lo anterior, que no se probó ni en mínima medida el supuesto hecho punible?

Desafortunadamente, en nuestro tropicalizado y bananero país, la corrupción no es solamente parte de nuestra historia, sino que más aún, sería lo mejor, como parte de nuestra vida diaria, ¿Vale la pena negarlo? o ¿Mejor aún prevenirlo? Definitivamente evitarlo desde sus inicios es lo ideal, pero, naturalmente se necesita del concurso de todos los ciudadanos, y más aún de los funcionarios, de los futuros y de los actuales.

Tenemos en este momento, un ejemplo de lo anteriormente expuesto, en la malhadada supuesta elección del próximo Procurador de los Derechos Humanos, funcionario que como el nombre lo indica, es la conciencia del Estado en general, sin embargo, los vicios de semejante elección son tan grandes, que si existiera el más mínimo atisbo de dignidad, los partícipes de tan manoseada terna deberían por dignidad renunciar. Pero no lo van a hacer, siendo una demostración más de lo que realmente somos, porque el olor del hueso es más poderoso que la más mínima dignidad.

El problema es que, la posibilidad de enriquecerse a costa del erario nacional, lo que es lo mismo del pago de nuestros impuestos, o nuestro desproporcionado endeudamiento, es más poderoso que cualquier atisbo de honorabilidad y dignidad.

Y esto, no es más que un ejemplo de nuestra idiosincrasia bananera, por demás, es un botón más a la camisa, ahí a la vuelta de la esquina de la vida, se encuentran muchos ejemplos, como otras elecciones de la misma relevancia que del PDH, ya que si analizamos la función del mismo, sus resoluciones no tienen poder coercitivo, pero existen otras instituciones de relevante importancia para la vida diaria como el Renap, en mala hora creado, como otras instituciones más, cooptadas por nuestras tropicalizadas mafias, que son tanto o más que las demás internacionales.

Desafortunadamente, Jimmy Morales dijo una gran verdad en la entrevista realizada, la corrupción es normal en el país, y no necesariamente por culpa de él, es por culpa de todos, desde el que no hace cola, inclusive el que se pasa una señal de tránsito, pero peor más aún, cuando es parte del pan nuestro de cada día, y de lo que nadie se preocupa o asusta, no, más aún, el que pudiéndolo ser, no es parte de esta forma de vida, es un tonto, o un descerebrado, que no se pone a pensar, en la oportunidad perdida, al no ser parte de un sistema corrupto como el nuestro, o peor aún de una cultura de la podredumbre moral ética y emocional, que embarga y succiona, a la mayoría del que temporalmente accede al poder, y que no cae en la descomposición es un baboso.

En ese sentido, debemos agradecer que en el Ejecutivo no exista la reelección, y si se quiere modificar la Constitución, debería ser para que nadie lo pueda ser, óigase Organismo Legislativo y Judicial, y otros entes como la CC, porque no estamos preparados culturalmente para ser honestamente éticos, desafortunadamente.

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