Alfonso Mata
Hoy no me toca celebrarte como padre, me toca como padre hacer un día de memoria dedicado a ti como hijo. Extrañas cosas del destino, un amor envuelto de congoja.
Hoy mi tiempo se detiene devorado por el sufrimiento, mi alma deja de ser, de sentir y parte hacia ti tratando de alcanzarte. Hoy no soy, no existo, no hay patria, ni suelo, solo un grito de mi ser que lo aprisiona el silencio de aquí y el de allá y muy lejos, muy lejos; corren recuerdos que se agitan, para no dejarme morir aunque algo muere para siempre.
No me aqueja dolor alguno, ni me quejo de molestia sentida, es la soledad y el desamparo el que me abruma y me destruye, para no hacerme el mismo y en eso, se lleva una parte de mí, enviudando mi amor y perforando mi ser. No puedo decirte un hasta pronto, pues sino, mato algo de mí, eso que un día te di y tú hiciste renacer, moldear y creaste para alegría mía y de tantos y que vive para siempre dentro de cada uno de nosotros.
No te pierdas en el silencio del anochecer, ni llores en el amanecer. ¿Qué quieres que te diga? si tus oídos ya no escuchan y tu voz enmudeció. Si la lógica de tu existir se partió en mil pedazos, condenándote a vagar en un firmamento misterioso, incomprensible, oculto, un mundo lleno de mariposas aladas que poco a poco te transforman en un nuevo misterioso ser, pero al menos deja que tu nuevo aleteo, acaricie mi vivir. Deja que tu muerte me resucite un nuevo misterio de tu vivir, con todas tus alegrías y tristezas y en medio de tu destierro, déjame percibirte y al menos sentir de tarde en tarde, tu abrazo eterno.
Si Aka para algunos, Estuardo para otros, Mata para muchos, y todos en uno solo para mí; aún escucho el tap tap tap de tu andar, dándole sonido a la vida y ahora enganchándote a la muerte para la eternidad. Tu viaje es de colosos y mientras te veo navegando sobre las olas me pregunto, ¿no es eso mucho egoísmo de tu parte? de ser así, al menos permíteme divisarte a lo lejos, en el horizonte, en uno que otro atardecer.
No es vil la vida, cuando con la muerte hermana, a eso llamo eternidad, pero me resulta incomprensible, ya que me ha dejado postrado y encorvado sobre los años, anhelando lo que a ti se te regala, te lanza más allá de genes y memes, al origen que enlaza a nueva hazaña plena.
No es lejanía, frustración, odio, resentimiento lo que me genera sufrimiento, es ese abismo que veo profundizarse poco a poco entre algo de mí, algo de ti separándonos para siempre, a eso temo. No sé lo que es, solo sé que es algo que no entiendo, pero que percibo nos lanza al mundo y a donde vamos, sin saber qué es y cómo es, pero que a ti ya te envuelve y donde la palabra entra en el silencio, se quiebra ante lo inmenso y es en ese momento en que siento que retornarás a mí y tengo que darte cabida; por tanto la jornada para ti ha terminado, para mí empieza, para ambos una aventura sin fin y vigilante. Tu espíritu ya no es tuyo, es de todos y ese es tu milagro: fundirte a todos y a ninguno a la vez y para siempre. No te alejes Estuardo, vives en mí para siempre, hasta que volvamos a encontrarnos, así que no estás solo, siempre te acompañaré y no me dejes solo, acompáñame, es solo un hasta mañana.