Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

En el país tenemos una enorme capacidad para escandalizarnos unos días por algunos hechos que ocurren, pero luego, al pasar el tiempo, todo vuelve a la normalidad y lo peor de todo es que las causas que generan los hechos que nos “alteran” momentáneamente siempre quedan intactas.

Nuestro país atraviesa serios problemas para construir un mejor futuro porque somos especialistas en dejar atrás a nuestros niños. 41 niñas del Hogar Seguro murieron, pero no por ello han cambiado las condiciones de los niños institucionalizados y que terminan allí por diferentes razones, entre ellas el abandono y maltrato de su familia. Pegamos el grito (algunos) tras el incendio, pero nada cambió, más que la casa donde los tenían ubicados.

Ayer publicamos un reportaje en el que se evidencia que de 5 mil niños solo 291 son adoptables y de esos, 230 son de difícil ubicación. ¿Se ha puesto a pensar cómo será el futuro de esos 4,709 niños que tendrán que vivir bajo la “tutela” del Estado? Esos niños han sido maltratados por su familia y serán, viendo el presente, igualmente tratados o peor, bajo la tutela del Estado. ¿Qué esperanza podrán tener hacía el futuro?

Si hablamos de la violencia intrafamiliar, por ejemplo, hemos tenido más conciencia del problema por algunos casos, pero no hemos aprovechado esas situaciones para incidir en el trato hacía las mujeres y sobre la impunidad que reine en tales situaciones, porque da igual si es para resolver un pleito, un divorcio, una pensión o para cobrar un seguro, pero la muerte está a la vuelta de la esquina como un recurso que ya vemos como “común” y eso evidencia que hay un problema colectivo que vemos como “normal” lo que no es.

Hace unos días se dio un hecho lamentable en un centro comercial que dio cara a las más de 2 mil 600 violaciones que van en el 2017, pero más allá de los comentarios en redes sociales, muy poco hacemos para iniciar algo a nivel nacional que logre crear conciencia de que a las mujeres no se les viola si no se les respeta, no digamos hacer algo para fortalecer el sistema de justicia que alienta esa impunidad.

En el tema político, cuando Pérez y Baldetti andaban haciendo de las suyas nos preocupamos de la corrupción, pero una vez estuvieron en la cárcel muchos sintieron que la misión estaba cumplida y ahora que los Estados Unidos reclama a la exvicepresidenta por el financiamiento de Los Zetas, escucharemos algunos días algunos comentarios, pero los diputados se asegurarán que nada cambie en el sistema y en las leyes electorales para poder seguir con las mañas solo que con “más cuidado” para que no les pase lo de Pérez y Baldetti.

Nos preocupamos por los vicios de la Justicia, pero nada hacemos para cambiarla porque salen con argumentos que siembran miedo y odio y con eso basta para lograr el objetivo de que todo siga igual.

Entonces mi punto es que no podemos pretender una nueva y mejor Guatemala si los problemas los queremos resolver sin hacer nada, confiando en el recurso del paso del tiempo. Meter nuestros problemas debajo de la mesa o dejarlos en las manos de nuestras autoridades, en especial de nuestros diputados, es simplemente condenarnos para siempre.

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