Por Luis Rangel
Miami/Cleveland
AGENCIA/dpa

Los Golden State Warriors están a un paso de sumar mañana una nueva conquista. Pero sería algo más que un título, algo que va más allá del ya de por sí ansiado anillo de campeón.

Lo que pudieran completar estos poderosos Warriors sería el rótulo de mejor equipo de la historia, del quinteto más poderoso que se haya ensamblado y que además lo haya certificado con un dominio apabullante.

Los Warriors han desarmado al jugador más brillante del planeta, LeBron James, y han desmoralizado a unos Cleveland Cavaliers que llegaron a estas finales apaleando a sus rivales y solo con un revés en toda la postemporada.

Liderados por Stephen Curry y Kevin Durant, Golden State ha amasado una foja de 15-0 en esta postemporada y no pierde desde el 10 de abril. Ningún equipo en los anales del deporte de Estados Unidos –con la excepción de los de la NFL cuyo formato es de eliminación directa- ha conquistado el título de forma invicta.

Mañana, cuando se juegue el cuarto partido de la instancia decisiva en el Quicken Loans Arena de Cleveland, los Warriors ya no irán contra los Cavs, sino su lucha será contra las leyendas, contra los Chicago Bulls de 1996 y contra los Lakers de 1991.

Pero más allá de la posibilidad de completar un hito sin precedentes, los Warriors no pierden el foco de lo que se han planteado, un segundo título en tres temporadas. El año pasado se empeñaron en romper el récord de más triunfos en una campaña regular de los Bulls y, tras lograrlo –ganando 73 encuentros-, al final sólo les quedó una traumático recuerdo después de caer en las Finales ante los Cavaliers pese a ir arriba en la serie 3-1.

«Sabemos lo difícil que es un ganar un campeonato y eso refleja cuán importante es ganar un partido», dijo Curry tras el triunfo del miércoles 118-113 en Cleveland. «Ahora estamos cerca de conquistar el título. Obviamente queremos ganar sin importar cómo lleguemos a esa meta, pero ahora que estamos en esta situación ¿por qué no podemos resolver esto de una vez y terminar el trabajo?», se preguntó.

Y todo parece indicar que el viernes existe una gran posibilidad de que terminen el trabajo y completen la barrida. Los Cavs tuvieron su mejor encuentro el miércoles, contaron una vez más con el empuje de LeBron, quien culminó con 39 puntos, y la inspiración de Kyrie Irving, pero no fue suficiente.

Aunque los Warriors cometieron 18 pérdidas de balón al final todo terminó de la misma manera en que concluyeron los dos primeros encuentros, con una victoria para Golden State.

«Este es probablemente el equipo con más fortaleza ofensiva contra el que he jugado», reconoció LeBron. «He enfrentado a varios equipos poderosos, pero no creo que haya habido alguno con este tipo de artillería. Cuando están jugando bien, tú tienes que hacerlo prácticamente sin errores, porque tienen a varios jugadores muy capaces a la hora de anotar», admitió.

Y las palabras de LeBron, quien ha tenido una final de ensueño con promedio de 32 tantos, 10,3 asistencias y 12,3 rebotes por desafío, no parecen presagiar cosas muy positivas para los Cavaliers para el viernes. «Estoy exhausto, tanto mental como físicamente», reconoció. «He dado todo lo que tengo».

Semejante confesión refuerza la grandeza de estos Warriors, al que ni el mejor jugador del mundo, ni siquiera mostrando un nivel de supremo, es capaz de doblegar. Demasiadas armas, mucha profundidad, una suerte de Dream Team, una invulnerable combinación capaz de machacar a cualquier maquinaria.

Estos Warriors, que llegaron al juego del miércoles con un promedio de margen de victorias de 16,9 unidades en esta postemporada, están indudablemente para cosas grandes, para seguir soñando más allá de lo que suceda en estas finales.

«Esa combinación de ofensiva y defensiva que han amasado los pone en posición de convertirse en una dinastía», aseguró el ex coach y actual analista de televisión Jeff Van Gundy. «No veo nada ni a nadie que pueda impedirles ir ocho o diez veces seguidas a las Finales».

Pero los Warriors aún no quieren adelantarse a tanto. Por ahora sólo les basta un triunfo, una sola victoria. Pequeño objetivo para una escuadra que ya está entre las mejores de la historia.


Invictos

15-0
Es el récord que Golden State ha amasado en esta postemporada. No pierden desde el 10 de abril.

Artículo anteriorMets superan a Rangers
Artículo siguienteOstapenko avanza a la final del Abierto de Francia