Mario Álvarez Castillo

Reducir la negatividad de los resultados es aconsejable, luego de acudir al examen de las personas escogidas en el inicio de un proceso, que para la selección final se recurra al sorteo, que es la forma más exenta de favoritismos porque todos los escogidos tienen la misma oportunidad, aunque en este sistema para que fructifique, debe estar sujeto al escrutinio de todo aquel que desee verlo con el concurso de los medios televisivos y vigías cercanos. Realizado el acto del sorteo, se evitarían las inconformidades, los amparos, las acusaciones y los señalamientos que únicamente suspenden el curso natural del acontecimiento. Desde ese momento el escogido se convierte en “postulante” de preferencia sin el tiempo para actuar como tal, o sea, ser la persona que clama o ruega, porque sus cualidades no pueden ser modificadas. Igual procedimiento tendría que observarse si los escogidos por el grupo de comisionados, no es el final de la contienda sino que el final se transmite a otro grupo u organismo.

Como postular significa solicitar, pedir, pretender, cuando se refiere a la aspiración de un cargo de eminencia, no es aplicable al que dice “yo quiero ser” (postulante) sino solamente a quien dice “yo quiero que sea” (postulador) porque está referida la petición para quien se lo merece, aplicación que no puede corresponder al aspirante por la simple razón de que no es válido el autojuzgamiento, sobre todo, si está referido a la capacidad y a la honorabilidad debido a que el permitirlo equivaldría a la aceptación de dos cargos antagónicos, como lo son ser Juez y ser parte a la misma vez, que inevitablemente rayaría en la injusticia.

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