Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

No me refiero a las derrotas del Madrid o Barcelona, equipos españoles que en Guatemala desatan pasiones, sino me refiero a que, como guatemaltecos, nos vemos atrapados en una coyuntura en la que nos enfocamos en las derrotas de alguien o algo más que en los éxitos o victorias que podamos lograr para construir una nueva nación.

Me vienen a la mente dos ejemplos concretos, porque mientras que nos dimos por satisfechos con ver a Otto Pérez y Roxana Baldetti en la cárcel y ver que Manuel Baldizón y Sandra Torres perdieron la elección, no nos dimos cuenta que las cosas siguen igual en un sistema que está cooptado, igual o peor que antes. La victoria habría sido que resultara elegido alguien que, entendiendo el mandato, estuviera dispuesto a liderar un cambio integral sin importar lo que eso cueste.

Por celebrar esas derrotas, tampoco nos dimos cuenta que aquellos grupos que no desean cambios nos metieron un golazo en ese mismo momento porque LIDER y UNE fueron las fuerzas mayoritarias de un Congreso que ahora se compone diferente (partidariamente hablando), pero que por medio de algunos diputados se ha convertido en el mejor guardián del sistema y principal opositor a la lucha contra la corrupción y la impunidad.

El segundo ejemplo que me viene a la mente es el de las reformas al sector justicia. A mi juicio, de esas reformas ya no hay que preocuparse porque no van a pasar, pero ahora veremos si la oposición a las reformas era para derrotarlas y asegurarles el poder a los tipo Stalling o si era por un tema de divergencia de criterio sobre la ruta para construir un mejor sistema de justicia. Si fuera la segunda ya tendríamos que haber visto propuestas coherentes y articuladas para presentar un plan B.

Después que eran “héroes” ahora la gente está más empecinada en “derrotar” a Thelma Aldana e Iván Velásquez en lugar de pedir, con razón, que la lucha contra la corrupción en Guatemala sea igual que en El Salvador, es decir, contra gobiernos de ambas ideologías. Pedir eso es válido, pero procurar que cese cualquier esfuerzo contra la corrupción diciendo que este es un tema de la izquierda, es pretender que Guatemala siga siendo el paraíso de la impunidad para que siga siendo más fácil tener amnistías o medios para resolver las cosas tipo TCQ u Odebrecht.

Podemos vivir toda la vida procurando derrotas en lugar de empeñarnos en construir victorias que nos ayuden a lograr un nuevo orden, una nueva Guatemala. Si construir alrededor de las derrotas más que las victorias es el camino, no nos debe extrañar el Estado actual de las cosas y habrá muchos que se dirán satisfechos con lo que vivimos en tiempos presentes.

Una persona que me sirve de ejemplo me recordó lo que dicen algunos escritores de que quien piensa en abundancia cosecha abundancia y quien piensa en miseria, cosecha miserias y me pregunto si eso no será parte de lo que nos afecta como país.

Mucha gente se me ha acercado con un buen nivel de preocupación por la situación de Guatemala, pero hemos sido incapaces de convertir el entendimiento del problema en un camino en el que podamos transitar todos hacia un objetivo en común.

La nueva Guatemala no solo puede pasar por derrotar de las causas en las que no creemos, debe pasar por lograr que lo que sí creemos y nos mueve, se materialice pensando en el colectivo, en la gente, en nuestras familias y en especial, en aquellas que no tienen oportunidades.

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