Adolfo Mazariegos

Es innegable que uno de los personajes (“políticos”) que a nivel internacional dan más de qué hablar en la actualidad, es el presidente Donald Trump, quien se ha visto envuelto en una situación que no podría pasar desapercibida dadas las implicaciones que, por obvias razones, en un momento dado podría tener, no obstante, la forma o formas en que se intente minimizar el asunto, o las distintas opiniones que puedan existir al respecto. La investigación acerca de lo que muchos han denominado ‘la trama rusa’ para influir en el resultado de las pasadas elecciones en Estados Unidos, y de una supuesta “negligencia” en el traspaso de información clasificada a Rusia, parece acercarse cada vez más al círculo cercano del Presidente, incluyendo a su yerno y asesor Jared Kushner, quien, según publicaciones de medios como The Washington Post, llegó incluso a sugerir el uso de sedes diplomáticas rusas para proteger sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Serguei Kisliak, situación que ha llegado ya al extremo de que empiece a cuestionarse, en distintos círculos dentro y fuera de Estados Unidos, si la destitución del mandatario estadounidense pueda llegar a convertirse en un hecho. Mientras tanto, hacia el sur, en el istmo centroamericano, Rusia cobra más presencia, una presencia que empieza a tener cierta relevancia y notoriedad por la cuestión estratégica a nivel geopolítico, y porque, de alguna manera, hace que surjan interrogantes de cuáles son las razones o fines reales de dichas acciones. El simple hecho de que un país centroamericano (Nicaragua) adquiera armamento pesado de guerra como los tanques T-72B1 que se supo le serían entregados por el gobierno ruso durante 2016, hace que para Estados Unidos surjan preguntas que sin duda no dejan de inquietar o, por lo menos, ponerles alerta en el marco de todo lo que está sucediendo como parte del ejercicio político en un escenario global. Aunado a ello, Moscú anunció la construcción, en territorio nicaragüense, de una base militar, un centro de entrenamiento para cubrir Centroamérica, y la instalación de 24 satélites de la Agencia Federal Rusa del Sistema Satelital GLONASS (la competencia al sistema GPS estadounidense). Todo esto se constituye en un conjunto de acciones y cuestiones que generan interrogantes cuyas respuestas son inciertas, pero que sin duda flotan en un ambiente en el que la configuración de las cosas está cambiando inexorablemente, y en el que la astucia y el movimiento adecuado de las piezas en el tablero de juego, puede significar más de lo que sencillamente podamos elucubrar o imaginar. A simple vista, aquí, se observa un denominador común…

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