Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Hay quienes dicen que el “éxito” de las protestas de 2015 fue que no tenían cabeza y que eso generó confianza para lograr una mayor participación y hay otros que estiman que la falta de un líder fue lo que derivó en que no llegáramos a nada más que ver a Pérez y Baldetti en la cárcel mientras el país sigue operando bajo las mismas reglas de un sistema caduco.

Y traigo eso a colación porque en esta época tan importante en la historia del país, nos vuelve a pasar lo mismo porque el presidente Jimmy Morales no se ha definido para ser “el líder del cambio”. Desde que asumió el poder a Morales se le ha sido muy difícil liberarse de los poderes que lo ayudaron a ganar y eso es lo que le genera un lastre que no le permite moverse.

En junio o julio de 2015, no sé la fecha exacta, recuerdo que fue la última vez que platiqué con Otto Pérez y le dije que aún en medio de todo, tenía la oportunidad de reconocer que había sido usuario del sistema perverso y sus reglas, pero que ese sistema acaba con él y que en los últimos meses de su presidencia, se comprometiera a luchar para lograr la reforma de un sistema que se la pone fácil al pícaro y difícil al honrado.

Optó por el camino de defender lo indefendible, de atacar a quienes lo investigaban y de defender a Baldetti y el resto es historia, pues seguimos, como país, en condiciones muy adversas para lograr un cambio. Morales tiene la misma oportunidad de liderar el cambio a pesar de todo.

Cooptada o no, menospreciada o no, la Presidencia es una oficina poderosa que permite, para quienes lo desean, ejercer un liderazgo para incidir de forma directa y sobretodo, para comprometernos a los ciudadanos a que incidamos en el futuro del país y de nuestras familias; lo malo es que ese poder, a lo largo de la era democrática, ha servido para hacer negocios, para permitir a muchos hacerse de millones a nuestra costa, para traficar influencias y para ser una cara de los poderes paralelos.

Siempre he pensado que Obama tiene razón en el sentido que no debemos creer en lo políticos sino en nuestra habilidad para incidir y cambiar el futuro, pero también he creído que ayudaría mucho tener cabezas 100% comprometidas con el cambio. Se pueden debatir los caminos, pero no se debería dudar del compromiso y eso lastimosamente nos ocurre hoy en el país.

A mi gusto, el presidente Morales se muestra muy gris en torno a los cambios que el país necesita, en general, y eso no solo le traerá problemas en su presidencia porque seguirá siendo “uno más” de los que ha ocupado el poder, sino que también es un revés para el ciudadano que lucha, que pide una oportunidad y que necesita una mano para salir adelante forjándose su propio camino.

Si Pérez tuvo chance de enderezar el rumbo, igual lo tiene Morales, pero debe decidir mandar por un tubo a los cooptadores de su partido, de quienes lo financiaron y de los poderes ocultos en general. Si no, terminar como Pérez también será una posibilidad.

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