Londres
DPA

Tras la última canción se oye un fuerte estallido. Cerca de la entrada ha explotado algo. La gente grita asustada y corre hacia las salidas en medio de la oscura noche. Poco después, el lugar se llena de policías y ambulancias con las sirenas encendidas.

Madschid Khan, de 22 años, estaba con su hermana en el concierto de Ariana Grande en el Manchester Arena, en el norte de Inglaterra. «Se oyó el estallido como de una bomba», relata el joven. «Todos intentamos huir del Arena».

Por el suelo había personas cubiertas de sangre, algunas con heridas graves. El atacante suicida dejó al menos 22 víctimas mortales y 59 heridos, según confirmó el jefe de Policía Ian Hopkins.

«Puedo confirmar que hay niños entre los fallecidos», dijo Hopkins. Las autoridades consideran que se trató de un atentado terrorista perpetrado por un hombre que murió también en la explosión de una bomba casera.

El atentado fue reivindicado por la milicia terrorista Estado Islámico (EI) en venganza por los ataques contra musulmanes. Aún no está claro si el atacante actuó sólo. Hoy fue detenido un hombre de 23 años en relación con el atentado, aunque no se dio a conocer su vinculación ni su identidad. Tampoco se informó sobre la identidad del atacante, aunque las autoridades creen conocerla.

_2El Gobierno convocó una reunión de emergencia y la campaña electoral para los comicios del 8 de junio fue interrumpida.

El público que asistió al concierto de la cantante estadounidense de 23 años estaba conformado sobre todo por jóvenes y niños. «Lo lamento mucho, mucho. No tengo palabras», tuiteó Grande tras el atentado confesando estar «rota» por lo ocurrido.

Muchos padres pedían ayuda con fotos de sus hijos en las redes sociales para encontrarlos. Los hoteles de la ciudad del noroeste de Inglaterra ofrecen alojamiento y los taxistas, transporte gratis.

La explosión se produjo cerca de las 22:30 (hora local), según indicó la Policía. «El estallido retumbó en el vestíbulo del estadio y la gente comenzó a correr», cuenta un joven de 17 años que se encontraba en el Arena con su hermana dos años mayor. «Vi cómo mucha gente corría gritando en una dirección y de pronto se giró y empezó a correr en sentido contrario», explica en la cadena de noticias Sky News.

Otro hombre describe cómo cayó al suelo al pasar por la salida. El edificio entero se tambaleó por la explosión, explica. «Después de levantarme y caminar un poco, vi a unas 30 personas tiradas por el suelo. Algunas de ellas estaban muertas o puede que solo estuvieran inconscientes», cuenta en la cadena BBC.

Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona. Un bulto sospechoso encontrado en los alrededores resultó ser inofensivo: tan solo era una bolsa llena de ropa. La estación de tren Victoria, que se encuentra junto al estadio, fue evacuada y se interrumpió el servicio ferroviario.

Gary Wlker, de la ciudad de Leeds, estaba esperando con su mujer en el vestíbulo a que salieran sus dos hijas del concierto. De pronto se produjo «un fogonazo enorme, un estallido y humo», relata a la BBC. Sintió dolor en un pie y en la pierna y su mujer se tuvo que tumbar. Ella sufrió una herida en el vientre y puede que tenga una pierna rota.

Al mismo tiempo, dentro del estadio, su hija Abigail tomó de la mano a su hermana Sophie. «Tenía que asegurarme de que mi hermana estaba allí… Todos corrían y lloraban. Fue totalmente horrible», señaló. Cuando las jóvenes llamaron a sus padres por el celular diciendo que estaban bien, Walter no podía creerlo. Era una noticia «fantástica».

Muchos de los 500 mil habitantes de Mánchester seguían consternados. «No podía creerlo. Mi hija va a menudo al Arena. Mi mujer estuvo allí el viernes. No lo entiendo», afirmaba un hombre antes de subirse a un taxi.

En el lugar del atentado se veía a periodistas y camarógrafos, algunos sentados con sus laptops y libretas sobre un pequeño muro. El ambiente era de abatimiento, aunque no había mucho que ver allí. Ni siquiera el vestíbulo donde ocurrió la explosión. «Todavía hay cadáveres dentro, no se puede entrar», explicaba una agente de policía.

Los efectos del atentado se dejarán sentir, pero Mánchester tiene un gran sentido de la unidad y conseguirá superarlo. Así ocurrió también en 1996, tras un atentado del IRA.

La gran solidaridad de los habitantes de Mánchester ya quedó clara anoche. Tras el atentado, muchos ofrecieron espontáneamente alojamiento a los afectados bajo el hashtag #roominmanchester.

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