Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt

Cuando trabajaba como auxiliar de enfermería del Hospital de Jutiapa, Orfa Ordóñez cantaba a los pacientes para alegrarlos y hacerles olvidar por un momento sus dolencias. Ahora vive en Estados Unidos y su canto se ha desarrollado de tal forma que ya hace presentaciones profesionales.

Ordóñez dejó Jutiapa hace diez años por razones económicas. Emprendió el sueño americano junto a su hermana y su hijo, esperanzada en que podría ayudar a su familia a salir de la pobreza.

Para lograrlo trabaja arduamente todos los días. Pese a que lleva una década alejada de ellos, no se olvida de enviarles apoyo económico para que puedan tener mejores oportunidades de desarrollo.

“Con nuestra ayuda, nuestras familias tienen una vida mejor. Gracias a las remesas puedo decir que ya cuentan con ese dinero para sobrevivir, porque el trabajo está muy escaso”, añadió.

_2Pero Ordóñez también ha procurado su propio desarrollo en Estados Unidos. Un día decidió que era tiempo de mostrar al mundo que tenía talento para cantar, una habilidad que desarrolló desde muy pequeña.

La familia para Ordóñez fue un apoyo fundamental para impulsar su sueño. “Armamos un estudio en la casa y así empezamos a escribir y a buscar oportunidades de cantar. No es fácil si no buscas las oportunidades, no te llegan a la casa. Tienes que trabajar mucho para lograr algo en la vida”.

Dentro de sus canciones favoritas está Luna de Xelajú y El Alfarero, que es una canción cristiana. Según comentó, su interpretación pública fue un Día de la Madre en un evento de la escuela a la que asistía. La imagen que no se borra de su mente es la de su mamá llorando de alegría al verla cantar.

Hoy la motivación a seguir son sus hijos. Ellos también heredaron su talento en canto y actuación. Además, conformaron un grupo con el que realizan un show de marionetas de chistes y música, juntos participan en cumpleaños y otros eventos.

A decir de la entrevistada, su libro favorito es la Biblia, y siempre vive el día como que fuera a ser el último de su vida. “El mañana no es tuyo es de Dios”, dice.

Su comida favorita son las enchiladas que ella misma prepara. Su deporte favorito es el fútbol. De Guatemala asegura que recuerda con mucho cariño a la Antigua Guatemala y Xela, porque le gustaron mucho cuando los visitó.

Ordóñez también recordó que cuando se encontraba en Guatemala, como auxiliar de enfermería en el hospital de Jutiapa, les cantaba a los pacientes que llegaban para que se alegraran mientras pasaban un difícil momento en ese lugar.

“Aquí es casi similar. Soy chef de cocina en un asilo de ancianos e igual les canto en español y me dicen: no te entiendo, pero se escucha hermoso”, expresó.

Para la guatemalteca, trabajar con adultos mayores es una experiencia diferente porque muchos de ellos se sienten abandonados.

“Aquí es casi similar. Soy chef de cocina en un asilo de ancianos e igual les canto en español y me dicen: no te entiendo, pero se escucha hermoso”.
“Con nuestra ayuda, nuestras familias tienen una vida mejor. Gracias a las remesas puedo decir que ya cuentan con ese dinero para sobrevivir, porque el trabajo está muy escaso”.
ORFA ORDÓÑEZ

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