Los partidos políticos en Guatemala han sido parte de un problema por el financiamiento que termina obligándolos a venderle el alma al diablo para poder participar en cualquiera de los procesos electorales.
Cuando se notan las cantidades de dinero que han invertido en cada uno de los procesos electorales y se compara el costo versus el número de votos obtenidos, podríamos decir que nuestro país es uno de los más caros a nivel mundial para obtener el beneficio del electorado.
Si a eso sumamos la “oferta” que se hace y su contenido, quedamos en que realmente lo que los partidos y sus representantes nos ofrecen y dan, no tiene ninguna relación con lo que necesita el país.
Así son electos prácticamente todos los miembros del sistema público en Guatemala que después, como estamos viendo con el caso del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, colocan a amigos en el puesto sin la preparación ni la experiencia para ejercer los cargos.
Por supuesto que lo mismo se puede decir de los diputados que utilizan sus posiciones para las “plazas fantasma” por las que hoy están siendo procesados. En general, el ganarse un espacio en los partidos políticos de Guatemala ha sido el derecho a defraudar a la ciudadanía por medio de una oferta falsa y a un costo extremadamente alto.
Hemos pretendido que Guatemala cambie por medio del liderazgo de los políticos. La verdad es que con el panorama que tenemos al frente, seguir pretendiendo que ellos jueguen ese papel es una locura.
Ayer, se hizo público que UNE y FCN Nación están en problemas por su incapacidad de demostrar de dónde provienen los fondos que utilizaron en la campaña. La verdad es que solo falta ver lo que ofrecieron, a quienes propusieron y lo que han hecho para darnos cuenta que quienes así resultan electos no cumplen con las necesidades del país.
Ningún partido de la era “democrática” ha sido capaz de hacer una propuesta coherente, con candidatos que ejerzan liderazgo y que administren el poder con el conocimiento, honestidad y transparencia que la situación de Guatemala requiere. La verdad es que hemos recibido de parte de los partidos exactamente lo que nos han ofrecido: improvisación, descaro, prácticas oscuras y políticas de beneficio personal.
Ojalá que viendo a lo que nos hemos sometido durante las últimas décadas, entendamos que debemos emprender un nuevo rumbo en el que los políticos tienen que asumir ese pacto social que genere un mandato y no que sigan siendo los aprovechados que siempre le ven la cara al ciudadano.