POR REDACCIÓN LA HORA
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Guardias de seguridad privados, barrotes, garitas y hasta patrullajes de fuerzas militares se convirtieron en algo común en la capital.

La criminalidad y la violencia en Guatemala han llegado al punto que algunos ciudadanos lo consideran normal o que ya no cause indignación, sin embargo, han tomado medidas para que esa realidad no afecte la cotidianidad y principalmente la integridad de las personas.

Soldados con armas largas caminan entre los niños resguardando la vida de los ciudadanos ante peligros como las pandillas, tenderos se asoman tímidamente para despachar sus productos entre barrotes, mientras que otros han optado por la tecnología como la instalación de videocámaras de seguridad.

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