Muchas han sido las discusiones sobre la impunidad en Guatemala y, desde aquel momento en que se hablaba de los CICIACS hasta lo que fue la CICIG, hemos derrotado muros como la negación a la existencia de un sistema de impunidad que ha sido aliento de la corrupción, hasta llegar a la polémica sobre quién debe encabezar la batalla: estrictamente instituciones y ciudadanos guatemaltecos o contar con ayuda extranjera.

La verdad es que ya es un avance sustancial el aceptar que existe el problema, ahora lo que tenemos que encontrar es el convencimiento y el compromiso para derrotarlo como requisito fundamental para, por fin, permitir que el país utilice sus recursos en buscar el desarrollo y las oportunidades para todos sus ciudadanos.

Pero para ello, la justicia tiene que generar el sentimiento de universalidad sin entrar en consideraciones políticas o ideológicas respecto a los delincuentes. Cuando se es eficiente y contundente contra unos sabiendo que se está siendo absolutamente tolerante con otros, no es justicia.

Por ejemplo, por distintas razones y casos de peso, prácticamente todo el Gabinete del gobierno de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti está en la cárcel. Nuestra pregunta y la de muchos guatemaltecos es ¿dónde están los de los otros gobiernos? ¿Será que alguien cree que la corrupción empezó y terminó con el PP?

A la lucha contra la impunidad pareciera que se le ha querido poner ideologías y este tipo de situaciones son las que le dan mucho impulso a los detractores. Cuando al gobierno de los Colom Torres y sus funcionarios no se les procesa y a sus ministros se les deja impunes, incluyendo a quien autorizó los fondos para casos como Transurbano o los de Comunicaciones que pagaron obras sin respaldo presupuestario, etc., se genera el sentimiento de que con ellos se actúa con guante de seda.

El tiempo será el que dirá la verdad al respecto. Lo que sí entendemos es que será terriblemente dañino para el país que se repita lo del caso Portillo, cuando se le trató como el único Presidente corrupto sin procesar a sus antecesores y sucesores.

Queremos entonces reconocer los avances que se han hecho en el tema de lucha contra la corrupción. Pero también queremos que se amplíe el espectro para que de verdad se aplique la justicia a todos.

Es un secreto a gritos que Colom y sus ministros, Arzú y muchos otros poderosos, tendrían largas colas que machucarles. Ojalá y la justicia logre imponerse en esa batalla contra la impunidad que tenemos por delante.

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