Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Una de las características ancestrales de la presidencia de Estados Unidos ha sido el cuidado que ponen los gobernantes cuando hacen declaraciones públicas porque se entiende que lo que digan o dejen de decir tiene enorme importancia en la formulación de lo que conocemos como “opinión pública” que es cimiento de la democracia, pues únicamente pueblos adecuadamente informados pueden tomar decisiones correctas al delegar su soberanía. Estados Unidos vive ahora una época peculiar, para decir lo menos, porque se ha impuesto la tesis de las “verdades alternativas” que son simplemente mentiras producto de las tenebrosas teorías de conspiración.

Hoy en el Congreso de los Estados Unidos se realiza una audiencia en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes para analizar la posible interferencia de Rusia en las elecciones norteamericanas y uno de los temas centrales, producto de un tweet de Donald Trump, es el de la acusación que formuló contra Obama de intervenir sus comunicaciones telefónicas en la Torre Trump durante la campaña. El director del FBI, el mismo que se trajo al pico a Hillary Clinton con una noticia sobre sus correos a pocos días de las elecciones, tuvo que afirmar bajo juramento ante el Comité que no posee la menor evidencia de que tal espionaje se haya realizado.

Y es que está demostrado que las informaciones que Trump usa no son producto de los detallados informes que todos los Presidentes reciben de las agencias de inteligencia (que no significa únicamente el espionaje sino el proceso que se hace a toda la información que recaban a lo largo y ancho del mundo) pues las del Presidente surgen de las publicaciones de la cadena Fox que tiene tendencia a alentar las teorías de conspiración que atribuyen a la gente de pensamiento liberal, en el sentido que se da al término en los Estados Unidos. Todo lo relacionado con la denuncia sobre espionaje en la Torre Trump surge de una publicación en Fox, sin ofrecer ninguna prueba, o sea simplemente un decir al que se le dio cartilla de certeza.

Luego también Fox afirmó que el espionaje ordenado por Obama lo había realizado la agencia de inteligencia británica y el pintoresco vocero presidencial lo afirmó en una de sus conferencias de prensa, lo que provocó reacciones airadas de los ingleses. La respuesta oficial de la Casa Blanca fue que sólo estaban citando lo que se había publicado en Fox, a lo que la cadena televisiva respondió que ellos no avalaban lo que fue opinión de un colaborador, pero no de la entidad.

Que en el mundo prevalezca la desinformación producto de lo que se dice en distintos medios sin verificación es grave, pero que el poder más importante del mundo se convierta en no sólo propagador de falsedades, sino creador de mentiras que distorsionan la realidad de manera absoluta es algo muy serio que mina la autoridad moral que siempre, aún en los tiempos tormentosos de Nixon, logró mantener la Casa Blanca como institución seria. Hoy en día esa imagen parece haber desaparecido y cuando uno piensa que temas tan serios como el calentamiento global o la misma paz mundial están a cargo de personalidades erráticas, no puede dejar de preocuparse.

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