Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

«La esclavitud es hija de tinieblas, un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción.»
Simón Bolívar

Sin entrar a discusiones legales ni filosóficas en relación a la muerte de las niñas quemadas la semana pasada, y las que aún se encuentran en peligro, es necesario analizar la responsabilidad que hemos tenido todos en la desgracia ocurrida, y exigir se den las condiciones para que situaciones como esta no se repitan nunca más.

Cuando se tiene a un hijo o hija se adquiere una responsabilidad que por etapas se complica, por lo que se debe estar preparado en compañía o en soledad, para afrontar y encontrar soluciones a los problemas que conllevan tener un hijo o hija en una edad difícil, y las situaciones de tensión son cada vez más frecuentes, sin embargo, el futuro de los hijos depende de la forma en que los padres los afronten.

Vivimos en una sociedad machista incentivada muchas veces por las mujeres, que en los estratos más pobres y en el interior, las familias son más numerosas, no por ello menos o más felices, y los hijos e hijas, tienden a ser menos atendidas. Las niñas muchas veces dentro de la misma familia, son sujetas de violaciones, por parte de familiares cercanos masculinos incluyendo los propios padres, convirtiéndose su vida en un infierno, del que buscan salir, muchas veces por puertas falsas, y muchas familias callan, o las alejan del núcleo familiar cual si ellas y en algunos casos ellos fueran culpables.

De los gobiernos, ninguno ha implementado políticas públicas, tanto para motivar una natalidad consiente, como para apoyar con soluciones concretas y darle un futuro menos turbulento, o en el menor de los casos un futuro a los y las jóvenes que se encuentran en situación de riesgo, debido a la inestabilidad de los hogares o falta de los mismos, es cierto que no se le puede pedir a cualquier gobierno que solucione todos los problemas domésticos de un país, pero cuando en ello va el futuro del mismo país, que se encuentra compuesto por niños, niñas y adolescentes, todos, absolutamente todos los gobiernos tienen harta responsabilidad de haber creado las condiciones apropiadas para que las instituciones creadas para ese fin, provean a los mismos, lo que en el hogar no fue posible encontrar, y si todos los gobiernos no han creado políticas públicas para solucionar el tema tratado, el presente ha trabajado en ello menos aún, ya que al Presidente sus problemas personales lo han desbordado, y el desgobierno es tan patente que uno de los resultados, es la falta de capacidad para gobernar.

La PGN, como representante del Estado, y los diferentes tribunales de la niñez y la juventud, han convertido en simple tramitología los casos que conocen de niños y jóvenes en riesgo, se ha vuelto tan común, conocer los casos para los que fueron creados, que no entran a conocer el fondo de cada caso, para ellos, el futuro de nuestra juventud, no es más que un expediente, por lo que cada caso es un legajo de documentos, en los que el resultado es una resolución, pero esa resolución va a cambiar por siempre la vida de niños, niñas y adolescentes de ambos sexos, más aún ellas, quienes son más sensibles al abuso en sus personas por parte de cualquiera, la deshumanización de las instituciones públicas, que tienen relación con la protección de esos seres que necesitan el apoyo de todos, no puede perderse en gritos sordos como hasta hoy.

Por lo anteriormente expuesto todos y todas, en el espacio en el que nos ha tocado vivir, somos responsables del futuro de nuestros niños, niñas y adolescentes en riesgo, los padres y madres por irresponsables al traerlos a un mundo de sufrimiento, el Ejecutivo especialmente el Presidente por no contar con políticas públicas en apoyo a quienes tanto lo necesitan, las instituciones judiciales y gubernamentales por su deshumanización, en relación a temas tan sensibles, y la sociedad en general por el individualismo y la pasividad con que actuamos diariamente al no exigir que se cumpla con lo establecido, desde la misma Constitución, como leyes ordinarias y tratados internacionales.

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