Por Alberto Bravo
Madrid,
Agencia dpa
Es un quebradero de cabeza para entrenadores y dirigentes, pero el fan espera vibrar de aquí hasta el 21 de mayo con el desenlace de una Liga española de fútbol sin dueño y que parece que nadie quisiera ganar.
El Real Madrid desperdició ayer una excelente oportunidad de poner distancia en la cima al perder por 2-1 ante el Valencia en el primero de los dos partidos que tenía aplazados. Le queda el del Celta de Vigo, todavía sin fecha. Y la Liga española de apretó.
Así, los blancos apenas tienen un punto de ventaja sobre un Barcelona que hace una semana lo veía todo negro después de caer por 4-0 ante el Paris Saint-Germain en Liga de Campeones y ofrecer actuaciones manifiestamente mejorables en la Liga española.
Y nadie se olvida del Sevilla, tercer clasificado, con tres puntos menos que un líder al que ganó el pasado mes por 2-1 en un partido que supuso un punto de inflexión en lo que hasta ese momento era un plácido transtitar de los blancos por el campeonato.
Atrás quedaron esas Ligas que Real Madrid y Barcelona ganaban con 100 puntos. Así ocurrió con los blancos en 2012 y con los azulgrana un año después. Ahora mismo, el Real Madrid está en proyección de conseguir 89 puntos.
Llegados a este punto, todos los equipos tienen tantos motivos para ilusionarse como para preocuparse. Lo que sucede es que a partir de ahora cada tropiezo se pagará caro.
El Real Madrid pierde incluso jugando a buen nivel, que es lo que le ocurrió en Valencia. Muchos otros encuentros los ganó jugando la mitad de bien. «En diez minutos te meten en la mierda», reflexionó el técnico blanco, Zinedine Zidane, sobre ese comienzo del encuentro en el que el Valencia castigó las desatenciones de su equipo con dos goles.
Mientras, el Barcelona observa la clasificación y vuelve a recobrar optimismo, una adrenalina que le faltaba no hace mucho, el pasado domingo, cuando sólo pudo ganar por 2-1 al modesto Leganés en casa gracias a un penal anotado por Lionel Messi a dos minutos del final y después de que los azulgrana mostraran su peor nivel.
La casi segura eliminación en los octavos de Champions es un duro golpe para un equipo que aspira a todo, pero también podría suponer un respiro físico y una forma de centrarse únicamente en la Liga, torneo que los azulgrana han ganado en seis de las últimas ocho ediciones.
El nivel del Barcelona está lejos del mostrado en campañas anteriores, pero en un torneo sin dueño todo puede pasar.
Por su parte, el Sevilla cuenta con el hándicap de que tienen que fallar los dos primeros para meterse de lleno en la pelea. Además, su participación en la Liga de Campeones ya le está generando un profundo desgaste.
También existe la incógnita de saber cómo se manejaría en circunstancias exigentes. Por ejemplo, ayer obtuvo un agridulce triunfo 2-1 ante el Leicester en Liga de Campeones por no saber leer situaciones de juego, desperdiciando buena parte del valor que suponía la ventaja 2-0 adquirida en la segunda parte.
Pero el equipo de Jorge Sampaoli tiene dos cosas a favor: la valentía que propone su técnico como credo y, por supuesto, que no tiene la presión del favorito, como sí les sucede a Real Madrid y Barcelona.
Quedan jornadas apasionantes y en la venidera ya se podrán obtener datos muy clarificadores sobre dónde está cada uno. Así, el Real Madrid visita el difícil campo del Villarreal, sexto clasificado, mientras el Barcelona vivirá ante el Atlético de Madrid el partido de la jornada. Por su parte, el Sevilla se medirá al Betis en el gran clásico de la ciudad. Un fin de semana de alto voltaje.