Javier Monterroso
Creo que el conocimiento de otras realidades siempre enriquece la mente y el espíritu, y para salirme un poco de la coyuntura política nacional siempre complicada e interesante, pero también mental y anímicamente muy agotadora quiero compartirles algunas impresiones de mi reciente viaje al Lejano Oriente, ya que hace unas semanas tuve la oportunidad de conocer los dos países más poblados del mundo: India y China.
Aunque la India es realmente impresionante, enigmática, mística y espiritual e innegablemente es una potencia económica y militar (incluso nuclear), su situación socioeconómica es sumamente desigual, y al viajar en el interior del país e incluso en la capital Nueva Delhi se ven cuadros de extrema pobreza, a tal punto que algunas personas que pudieron ver los videos y fotos del viaje lo comparaban con imágenes de las áreas rurales de Guatemala.
En China tuve la oportunidad de visitar dos de sus grandes ciudades: Pekín la capital política y Shangái el centro financiero, y para trasladarme de una ciudad a otra tomé un tren de alta velocidad que pasó por más de una docena de ciudades, la impresión en cada una de estas fue de una potencia económica que no tiene nada que envidiarle a Estados Unidos pero, además, para mi sorpresa un capitalismo económico mucho más profundo que el que imaginaba, con tiendas de las más prestigiosas marcas europeas y norteamericanas: Cartier, Rolex, Tiffanys, Mont Blanc, etc. y circulando muchos Mercedez Benz, Range Rover y Ferraris .
Aunque ya conocía la Constitución de la República de China y había leído algunos estudios sobre el sistema “comunista a la China”, en el cual se combinan una dictadura socialista en lo político con un liberalismo económico, una cosa es leer y otra vivirlo directamente, y aún con la ayuda de los traductores que me explicaron esa dicotomía me resultó muy extraña, sobre todo para alguien que vive en este país en donde estamos acostumbrados a ver las cosas siempre en blanco y negro.
¿Podrá sostener China ese crecimiento económico con instituciones políticas propias del socialismo? ¿Podrá convivir el liberalismo económico capitalista con la dictadura del proletariado? Algunos académicos como Daron Acemoglu y James A. Robinson, autores de “Porque fracasan los países” aseguran que tal mezcla no puede sostenerse por mucho tiempo, por lo que pronostican que el crecimiento económico chino se detendrá pronto, e incluso algunos otros como Moisés Naim dicen que ya comenzó la desaceleración económica de este gigante, pero lo que yo vi fue una economía pujante y decenas de ciudades industrializadas. A semejanza de un dragón que estaba dormido cientos de años China surge como la única potencia económica y militar capaz de disputarle la hegemonía mundial a los Estados Unidos, creo que Guatemala debería intentar fortalecer más su relación comercial y diplomática con la China “comunista”.