Sandra Xinico Batz

La desmemoria es una estrategia. Ha sido cultivada. Distintos agentes intervienen. Mecanismos como el terror, el shock, la violencia y otros, son utilizados para amedrentar nuestra capacidad de entender el pasado. Socialmente tener memoria no tiene que ver con mantener “vivo” el rencor o con no “perdonar” porque implica la habilidad de entender que el pasado en realidad no es pasado sino se han acabado o cambiado (de fondo) los procesos que le forman y por tanto, permanecen, son presente, la realidad social que vivimos.

Mantenernos al límite, relegados, en el día a día, sobreviviendo, es también parte del shock. Es muy difícil sentarse a problematizar la realidad mientras se tiene hambre o mientras se va preocupado en el bus pensando en un asalto. Nos ponen al margen, para que no veamos cómo la realidad es inducida. Los medios corporativos de comunicación son una eficaz forma para sellar el proceso del shock. Nos van marcando el paso.

En enero de este año el Ejército anuncia su retiro de la seguridad ciudadana. Aduce este hecho al cumplimiento de los Acuerdos de Paz relacionado a la reducción de sus elementos. Veinte años después de firmados estos. En el mes que lleva el proceso de retirada, la violencia parece haberse incrementado, los asesinatos de pilotos de autobuses aumentan. (Hasta un Alcalde pernoctó frente a un destacamento militar para que no se retiraran de su jurisdicción).

Los noticieros de los medios corporativos de comunicación hablan de un “repunte” de la violencia debido al retiro del Ejército y remarcan la necesidad de que regresen a las calles. Transmiten una y otra vez sus noticias de muerte que no buscan informar, pues están induciendo a las personas a través del miedo a que pidan, exijan y sientan la necesidad de que el Ejército retorne a nuestras calles, a los buses, a nuestros barrios y colonias, para sentirnos “seguros”. ¿Quién va a querer que la violencia aumente?

El Ejército no se quiere ir. Tiene la maquinaria para validar su estadía, pero busca la legitimidad de esa ciudadanía que por ratos se le olvida que varios de los altos mandos de esta institución están siendo juzgados, unos por genocidio y otros por corrupción (también siendo genocidas). En estos últimos 16 años se ha justificado el aumento del presupuesto del Ejército debido al incremento de unidades del Escuadrón de Seguridad Ciudadana.

Nos hacen perder la vista u olvidamos (una vez más) que la violencia es estructural. Que el Ejército tiene las manos manchadas de sangre. Que el terror y el miedo son provocados y las realidades pueden ser inducidas. Que estos son engranajes que hacen funcionar a este sistema desigual.

Gunder Frank (citado por Naomi Klein en “La doctrina del shock”) se refiere a las recetas de la política de genocidio económico de Milton Friedman, aplicado por Pinochet en Chile, como “tan dolorosas que no podían imponerse ni llevarse a cabo sin los elementos gemelos que subyacen a todas ellas: la fuerza militar y el terror político”.

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