Carlos Soto Pineda

Cotidianamente al mediodía, de lunes a sábado, recorro, deambulo por la zona uno… centro de la Ciudad de lejanísimos mejores tiempos.

Al principio caminar con traje, corbata y zapatos de “vestir” era todo un reto, me sentía como la “diva” De León sobre el piano –si la “fulana” que hizo su botín en el Registro de la Propiedad– grotesco, a punto de caer, fuera de lugar. Iba esquivando hoyos, tragantes sin tapadera, losas rotas, detritus, heces fecales, superficies irregulares, “escalando” banquetas desniveladas, como la de la décima calle y tercera avenida, en fin, muestras de la aparente desidia municipal que no es otra cosa que una intencionalidad camuflada.

Siempre me persiguió la intención de comprar una cámara portátil como las “GoPro” y documentar la accidentada travesía, pero me resultó más seguro escribirlo, no fuera a ser que al llegar a la sexta avenida (“el paseo de la sexta”) me sacara a “morongazos” la guardia pretoriana del alcalde.

“Resulta más seguro caminar en la calle que sobre las banquetas, uno no puede dar más de dos pasos sin encontrarse o con un poste, hoyo, grada o plasta de caca” (sic) nos dijo un invidente con tal grado de frustración y molestia que no osamos preguntarle ni su nombre.

En otras latitudes hablan de “Ciudades Amigables” o en su defecto “Ciudades Agresivas” para los vecinos, para la ciudadanía; acá la ciudad solo es el reflejo de una administración edil corrupta, viciada, cuyo único interés desde el año 1986 (31 AÑOS) ha sido el lucro, la expoliación, y que fue gradualmente empeorando a partir del año 2004 exacerbando el deterioro total desde el 2011 con la política programática de despojo de los espacios públicos, acaparándolos sistemáticamente mediante argucias legales como acuerdos del Concejo Municipal, Reglamentos, disfrazando ese despojo con actividades que lo ocupan con “eventos culturales” y de entretenimiento “gratuito”, con que intencionalmente buscan anular la dimensión política de ese espacio público con medidas recreativas de temporada, pista de patinaje, ferias, juegos de mesa (ajedrez, damas) para luego poner obstáculos como bolardos o conos y furgones acondicionados para funcionar como biblioteca, cineteca o computeca y “mentalizar” a las personas de que ese espacio no es público, es un espacio que “presta magnánimamente” la alcaldía, en contubernio con el sector empresarial, con el que realizan alianzas público-privadas a su conveniencia y beneficio.

El llamado “Centro Histórico” es un patrimonio urbano que fue y sigue siendo ciudad, no se trata solo de bienes inmuebles, sino de personas, vecinos que aunque sea idealmente, buscan vivir en paz y convivir mejor.

Con estas políticas se busca el “repliegue de lo público y la privatización de lo común”. Hacer retroceder a la ciudadanía y despojarla de sus espacios públicos o de coexistencia común.

En fin, tu ciudad, mi ciudad, nuestra ciudad, no es de nosotros, es del “Encomendero” que lleva 14 años ininterrumpidos de ser Alcalde y más de 30 años saqueando, junto a sus secuaces la Metrópoli.

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