Con la información proporcionada ayer por el Ministerio Público y la CICIG sobre los procesos de antejuicio contra la magistrada Blanca Stalling y Eddy Orellana, nos queda claro que la Corte Suprema de Justicia está integrada por una mayoría comprometida a ser los guardianes y garantes de los intereses de los poderes paralelos, las cúpulas que controlan la corrupción y de toda la repartición de los recursos del Estado. Por cierto, bajo la coordinación de Stalling, quien coordinó la elección de la presidenta actual y seguidora del Presidente Jimmy Morales, Patricia Valdés.

Desde hace mucho tiempo pedimos que la señora Stalling, madre, cuñada y tía de acusados en muy serios casos de corrupción, renunciara al puesto. Lamentablemente, esa propuesta ya se queda corta. No solo debe renunciar ella sino todos los magistrados cuestionados y, en el caso de la señora Stalling, debe ir a prisión lo antes posible para dejar de utilizar su poder para interferir en los procesos judiciales que siguen su camino.

Y de nuevo tenemos que decir que nos quedamos cortos. Hace una semana el aún Presidente del Congreso, Mario Taracena, decía que el Legislativo estaba lleno de narcodiputados y que la DEA de Estados Unidos ya tenía una lista de todos ellos. Recordemos que esos mismos diputados serán los que tienen que decidir el futuro del antejuicio de estas joyas de magistrados a quienes se está intentando investigar.

Los serios impedimentos que siempre hemos manifestado contra Stalling son los que mantenemos contra “el hermano de Sammy”. El Presidente Jimmy Morales ha sido protector de su hermano y de su hijo y ha dicho hasta que los admira. Su hermano y su hijo están involucrados en un caso y solo Dios sabe por qué no están aún en la cárcel. Nuestra apuesta es que, si fueran el hermano e hijo del “vendedor de aguas feliz”, ya estarían en prisión y seguramente que quien más está sufriendo es el sistema de justicia víctima de injerencias.

Lo más triste de toda esta realidad, es que nos da la razón en que el Estado de Guatemala no puede seguir siendo gobernado en esos tres organismos por quienes ya ni tratan de ocultar sus vínculos con los poderes paralelos que incluyen el crimen organizado y las mafias de corrupción.

¿Hasta cuándo será que Guatemala demostrará que de verdad está cambiando y que ya no queremos que sigan siendo los “amos” ni Blanca Stalling, los narcodiputados o “el hermano de Sammy” para cumplirle a sus jefes de las cúpulas?

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