Madrid
DPA
El Partido Socialista español (PSOE) cerró con alivio un 2016 desastroso que lo dejó descabezado, dividido y hundido en los sondeos, pero su entrada en 2017 sumó ya un nuevo y extraño capítulo en la peor crisis de su historia: la apertura de una sede «fantasma».
El nuevo local con la inscripción «Recupera PSOE» fue instalado por un grupo de afiliados críticos a apenas 600 metros de la sede oficial del PSOE en Madrid y sobre la misma calle Ferraz, emblemática para el partido: todo un desafío a su cúpula.
Mientras los dirigentes de la gestora que controla el partido se frotaban los ojos y amenazaban con acciones legales, las redes sociales se inundaron de montajes con el extraño local y bromas a costa de los enredos en los que sigue atrapado el histórico partido.
«Lo de la segunda sede del PSOE en la calle Ferraz no es más que otro capítulo de algo que debería ser ya una serie de televisión», resumió un usuario en Twitter, donde muchos comentarios comenzaron a referirse al local como la «amenaza fantasma».
El incidente muestra que los socialistas tienen aún un largo camino por recorrer para dejar atrás una crisis que llegó a su máxima tensión en octubre, cuando el entonces secretario general Pedro Sánchez tuvo que dejar el cargo por presiones internas.
La gestora que asumió entonces el control del partido atribuye la maniobra de la sede fantasma precisamente a militantes que impulsan el regreso del político de 44 años: «Recupera PSOE» es una plataforma sanchista dedicada a «fomentar la afiliación» en el partido.
El portavoz de la gestora, Mario Jiménez, informó que el PSOE abrirá un expediente a los militantes de «Recupera PSOE» y se mostró partidario de dar «una respuesta firme y contundente» a la provocación. El grupo crítico, por su parte, decidió quitar del local el logo del PSOE «por respeto a los órganos del partido».
Pero la solución del problema legal con la sede fantasma no acaba con la crisis política de fondo. Con o sin sede paralela, el partido tiene por delante meses decisivos en los que definirá si vuelve a ser alternativa de gobierno o si sigue relegado al tercer lugar en los sondeos, sobrepasado por la alianza de izquierda Unidos Podemos.
La próxima cita clave para los socialistas es el 14 de enero, cuando el comité federal del partido tiene previsto aprobar las fechas tentativas de un congreso en el que se elija al nuevo secretario general y se cierre así la crisis de liderazgo interno.
Aunque aún no hay candidaturas sobre la mesa, 68 miembros del partido de todo el país se reunieron la última semana del año para expresar públicamente su apoyo a Sánchez, que no acudió a la cita ni confirmó hasta ahora su intención de volver al cargo.
El ex jefe del partido fue desbancado por sus malos resultados electorales y por su negativa a que el partido permitiera con su abstención la investidura del conservador Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, algo que terminó ocurriendo.
La líder del PSOE andaluz, Susana Díaz, fue considerada la mayor rival interna de Sánchez y principal artífice de su caída. Pero su liderazgo también genera suspicacias y Díaz tampoco confirmó hasta ahora su intención de dar un paso al frente.
Son dos de los actores principales de una novela política clave que deberá resolverse en los próximos meses y que, a juzgar por el incidente de la sede fantasma, promete seguir teniendo en vilo a los españoles.