Pekín
DPA

La transferencia del delantero Carlos Tevez a China conmocionó al fútbol argentino, aunque es una señal mucho más importante para el resto del mundo: el nuevo mercado asiático resulta alarmante para las grandes ligas, que poco a poco podrían perder a sus figuras por las exorbitantes cifras que están pagando en Oriente.

_Depo2_1bSi completa los dos años de contrato con el Shanghai Shenhua, Tevez embolsará 84 millones de dólares, de acuerdo a lo que informaron oficialmente el club chino y Boca Juniors, el equipo al que el delantero había llegado hace un año y medio para «finalizar» su carrera tras dejar a la Juventus de Italia.

Tevez, de 33 años, será el futbolista mejor pagado del mundo por sobre su compatriota Lionel Messi, estrella del Barcelona, y el portugués Cristiano Ronaldo, astro del Real Madrid, que se repartieron los premios al mejor jugador del mundo en la última década.

Recientemente, un club de fútbol de China ofreció a la estrella portuguesa Cristiano Ronaldo un sueldo de más de 100 millones de euros al año (105 millones de dólares), según aseguró su representante, Jorge Men des.

En declaraciones al canal italiano de Sky Sports, Mendes afirmó no obstante que es imposible que el delantero abandone el Real Madrid, pese a que dijo que la oferta de China incluía 300 millones por el traspaso.

«Pero el dinero no lo es todo. El Real Madrid es su vida», afirmó el manager portugués.4

Mendes, que no mencionó el nombre del club que habría hecho la oferta, cree que China es un nuevo mercado para el fútbol.

Ezequiel Lavezzi, otro compatriota de Tevez, había marcado el camino al desembarcar en la Superliga hace un año. ¿Qué lleva a una estrella del fútbol como Lavezzi a Qinghuangdao, una ciudad costera en el oriente de China? La industria pesada y el puerto carbonero más grande del país no hacen precisamente de la ciudad un centro de salud. Cada año, el índice oficial de smog alcanza niveles no saludables.

Seguramente tampoco influyó en la decisión de Lavezzi que en Qinghuangdao esté localizado el inicio de la Gran Muralla ni que la ciudad sea conocida además por sus camarones fritos.

Es probable que la razón se pueda encontrar en su magnífico salario, que permitió el traspaso del futbolista del Paris Saint-Germain hacia su actual equipo, el Hebei Fortune.

De acuerdo a lo que informan los medios de prensa, ya que el Hebei Fortune nunca lo oficializó, Lavezzi cobra por semana 578 mil euros (alrededor de 600 mil dólares), unos 150 mil euros más que Cristiano Ronaldo, lo que lo convierte en uno de los futbolistas mejor pagos del mundo.

La semana pasada, el señuelo de las grandes cantidades de dinero del Lejano Oriente llamó al internacional brasileño Oscar: el mediocampista de 25 años recibirá al año más 21 millones de euros de parte del Shanghai SIPG, que además le pagó más de 70 millones por su pase al Chelsea, en la que hasta ahora es la transferencia más importante del mercado de invierno en Europa.

Jürgen Klopp, el entrenador del Liverpool, criticó la decisión de Oscar. «No tengo ni idea por qué alguien toma este tipo de decisiones. Para mí no es una opción, teniendo en cuenta que la china es una Liga en la que no interesa el aspecto competitivo. Es absurdo irse allí con 25 años. En otro momento de la carrera de un futbolista sí, pero no con 25 años», expresó el técnico alemán en referencia a la marcha de Oscar.

Tiempo antes, el Shanghai ya se había llevado por 56 millones a Hulk, otro delantero brasileño. Nombres como los brasileños Alex Texeira y Ramires, el colombiano Giovanni Moreno o el marfileño Gervinho son otros que ya desembarcaron en China, lo que disparó las alarmas en los clubes de occidente. El alemán Lukas Podolski, actualmente en el Galatasaray, figura entre los posible nuevos fichajes.

La nueva fortaleza financiera de la Superliga es potencialmente un «riesgo global» para el fútbol, advirtió el entrenador del Chelsea, Antonio Conte, que tuvo que dejar partir a Oscar. Irónicamente, el dinero, que tanto sirvió para posicionar a la Premier League, ahora comienza a convertirse en una amenaza.

«Los aficionados chinos siguen desde hace tiempo el fútbol internacional y exigen un nivel similar para la propia Liga», asegura Wang Huyuan, periodista deportivo del diario estatal «Global Times» para explicar el fenómeno. Más estrellas significan más hinchas para los clubes.

El mercado chino también es lucrativo para los entrenadores. El italiano Marcello Lippi, el brasileño Luiz Felipe Scolari y el alemán Felix Magath, entre muchos otros, respondieron a la llamada desde el Lejano Oriente. El uruguayo Gustavo Poyet, que arrancó esta temporada con el Betis, será el técnico de Tevez.

Sergio Batista, ex seleccionador argentino y entrenador del Shanghai Shenhua hasta 2014, explicó el fenómeno en declaraciones a radios de su país. «En China quieren llevar figuras para promocionar. El fútbol es un negocio importante y los chinos no se quieren quedar afuera», expresó el técnico, que también dio otro indicio para entender el furor: la organización del Mundial 2034.

«En China sueñan con ser la sede del Mundial 2034. Por eso quieren jerarquizar el fútbol», remarcó Batista, campeón del mundo en México 1986. Incluso, el presidente de China, Xi Jinping, es un ferviente aficionado al fútbol y está esperanzado en lograr un título del mundo para su país.

Sin embargo, ya hay algunas señales que en el futuro las inversiones millonarias llegarán en menores dosis.

En principio, el Gobierno pretende intervenir para controlar los salarios excesivos y las transferencias de las estrellas del exterior que arriben a la Superliga.

Además, en un artículo reciente en el órgano del partido «Diario del Pueblo» se afirmó que los millones para las figuras extranjeras impediría un verdadero «movimiento popular» en el fútbol chino.

Por el momento, la presencia de estrellas no potenció a la selección, que tiene escasas posibilidades de lograr un lugar en el Mundial de Rusia 2018.

Y para completar el panorama, la federación china anunció que en el futuro se achicará a tres el cupo de futbolistas extranjeros por equipo, en el lugar de los cuatro que se permiten en la actualidad.

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