Washington
DPA
Cada vez hace más calor: con toda probabilidad, 2016 batirá un nuevo récord mundial de temperaturas superando a los dos anteriores como el año más caluroso desde que comenzaron las mediciones, en 1880.
De media, entre enero y octubre las temperaturas se situaron en torno a los 15.08 grados Celsius, informó la autoridad climática estadounidense NOAA a mediados de noviembre. Esto supone nuevamente un incremento de 0.1 grados centígrados frente al mismo período del año anterior.
También la Organización Meteorológica Mundial (OMM) cree probable que 2016 sea el año más caluroso desde que comenzaron a registrarse los datos. Según las cifras provisionales, las temperaturas habrán aumentado este año 1.2 grados frente a la era preindustrial.
Tras una larga serie de 16 meses récord, septiembre y octubre fueron los primeros que «sólo» alcanzaron el segundo y tercer puesto en el registro histórico de temperaturas. Según la NOAA, esto se debe sobre todo a la influencia del fenómeno climático La Niña, que tomó el relevo de El Niño enfriando las temperaturas en el Pacífico este.
Aunque en amplias partes de Asia se han vivido temperaturas claramente más frescas, en el mapa mundial domina el color rojo que marca los valores más elevados. Así sucede en Alaska, en el nevado norte de Estados Unidos. Allí, «las temperaturas medias aumentaron en torno a los diez grados Fahrenheit (5.56 grados centígrados) desde 1980», según el experto de la NOAA Rick Thoman.
Además, a los investigadores les preocupa que, de nuevo, la capa de hielo ártico crece más lentamente de lo normal para esta época del año. En octubre, en el hemisferio norte sólo unos tres cuartos de la superficie marina estaban cubiertos de hielo, frente a la media de los últimos 30 años. Y la capa de hielo era claramente menor que en 2015.
Según la NOAA, se trata de la menor superficie de hielo ártico desde que comenzaron las mediciones, en 1979. «Falta una superficie helada equivalente al tamaño de Alaska y Texas juntas», señalan los expertos. En la Antártida, la superficie helada fue en octubre un cuatro por ciento menor de lo normal.
Sin capa de hielo que refracte la radiación solar, la temperatura del agua aumenta. «Los océanos se vuelven locos», resume la NOAA en referencia a las regiones árticas y las fuertes borrascas en el mar de Bering.
Y también los huracanes como Matthew, que en octubre devastó parte de Haití y el sureste de Estados Unidos, son azuzados por el aumento de la temperatura en los mares.