NUEVA YORK
AP

Muchos inmigrantes rusos que viven en Nueva York rechazan las denuncias de que su país se infiltró en los sistemas electrónicos estadounidenses para manipular los resultados electorales a favor de Donald Trump.

«Simplemente imposible», exclamó Roman Gadayev, un zapatero oriundo de Kazajistán que trabaja en Brighton Beach, una zona de inmigrantes rusos. «Eso es algo que creen los que no tienen educación».

La mayoría de los habitantes de los barrios poblados por inmigrantes de la antigua Unión Soviética, entrevistados por The Associated Press, rechazaron las evaluaciones de la CIA de que el gobierno ruso se infiltró en los sistemas del Partido Demócrata para ayudar a Trump. Dicen que las acusaciones no son más que lloriqueos de los que perdieron la contienda.

«Rusia no tuvo nada que ver con esto», dijo Ludmila Bondar, analista financiera jubilada que vino de Skvyra, Ucrania, 26 años atrás. «El pueblo es el que le dio la victoria a Trump».

Por coincidencia, los barrios de Brighton Beach y Sheepshead Bay, hogar de miles de inmigrantes rusos, son donde el padre de Donald Trump inició su empresa de construcción de edificios residenciales.

Esos enclaves en la costa del Atlántico están cerca del parque de diversiones de Coney Island, otro de los pocos focos de apoyo a favor de Trump en medio de la gran mayoría demócrata en la ciudad de Nueva York. Mientras el 79% de la ciudad votó por Hillary Clinton, en esos distritos el apoyo a Trump ascendió a 80%.

Los inmigrantes de primera generación dijeron a la AP que estaban a favor de las promesas de Trump de reducir impuestos y generar empleo. Y además conjeturaron que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos mejorarán con la presidencia de Trump.

La victoria de Trump fue «una enorme victoria para la gente común», opinó Yuriy Taras, de Odessa, Ucrania. Desestimó las acusaciones de hacking y de que el presidente ruso Vladimir Putin fue el responsable.

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