Dra. Ana Cristina Morales

La puntuación es algo con lo que siempre se tiene que lidiar cuando se escribe. Considero que a quién no le resulta fácil poner puntos, comas y otros signos que delimitan la escritura. Tenga algo más secreto, que tan solo, un problema de puntuación.

La puesta de puntos tiene que ver con la puesta de límites. Y de cuando en cuando, o de mucho en mucho, existe el problema de ponerlos. En el transcurso de la escritura ocurre que los pensamientos van tomando caminos, abriendo preguntas, aclarando respuestas, conversando con ideas en lo íntimo, pero también, en lo extraño y desconocido.

Una amplitud de ideas se desliza ante diversos acontecimientos. Ideas que necesitan ser comentadas, para compartirlas y con ello hacernos próximos al lejano y a lo ajeno.

En la vida cotidiana, como en la misma escritura, ocurren diferentes experiencias, encuentros, desencuentros, afectos y desafectos. Que también, necesitan ser expresados, digeridos y entendidos. Así como, se necesitan espacios de distancia, de estrechez y de susurro. Se necesita estar presente, cercano, pero también distante.

La gente requiere pausas que le ayuden a dilucidar sus ideas, eventos, circunstancias, molestias, deseos, alegrías y agravios. Pausas para reflexionar, y ante todo, para conversar en soledad consigo misma.

Demanda respuestas que no son fáciles. Pide espacios para delimitarse, para ejercer sus derechos, para impedir que estos no sean traspasados por la infamia. En este sentido, decir un no, o decir un sí, o de manera llana no decir nada. Se convierte en un tema primordial para un buen vivir.

Al comparar, como la escritura necesita de puntuación y la vida también la exige. Se llega a una posible consideración, de que muchos o algunos de los errores que se comenten en una mala puesta de estos signos. Son un mecanismo de expresión de la dificultad que se sostiene en la existencia para la puesta de límites.

Así que, de algún modo, aprender a poner los signos de puntuación, corresponde, a mi entender, a aprender a colocar los límites necesarios para delimitarse como persona, así como, para apreciar y proteger sus derechos como tal.

Así concluye este artículo. Y como estamos en vísperas navideñas, es costumbre brindar presentes y buenos deseos. Así, que para no perder la costumbre les deseo una feliz navidad y el aprendizaje de puntuación que exige la vida. Un abrazo fraterno para todos.

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