Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Reporteros que cubren la fuente del Organismo Ejecutivo me dicen que el canciller Raúl Morales emitió en la cuenta oficial de Twitter del Ministerio de Relaciones Exteriores un “enérgico desmentido” respecto a la acusación que yo formulé de que la Embajadora de Guatemala en Washington haya tenido expresiones en contra de la CICIG. La verdad es que la señora Ruiz de Vielman no oculta su animadversión a la Comisión Internacional Contra la Impunidad operando en Guatemala, expresión que, según mis fuentes, ha repetido varias veces ante distintos interlocutores y puesto a escoger entre esas fuentes norteamericanas que han comentado con dejo de preocupación esa postura en contra del ente internacional que emprendió la lucha contra la corrupción en el país y lo que dice el Canciller, me quedo definitivamente con las primeras.

Morales es del tipo de burócratas que sigue creyendo que la diplomacia es el arte de la hipocresía y el engaño porque esas han sido las armas que él ha utilizado para ir escalando posiciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores en donde ha sido un dócil instrumento en contra de la CICIG. Oficialmente el gobierno de Jimmy Morales apoya a la CICIG, pero bajo de agua, tanto en Washington como en Nueva York, los embajadores están haciendo labor de zapa siguiendo instrucciones del Canciller.

Recordemos que a finales del 2014 Iván Velásquez convocó a los sectores de la sociedad a un diálogo para promover reformas al sector justicia. Inmediatamente Pérez Molina abortó ese esfuerzo y mandó a Morales a decir al Comisionado que era tarea del gobierno convocar al diálogo y que él sería el encargado de tramitarlo. Antes cayó Pérez Molina y su gobierno nunca hizo la convocatoria porque todo el plan ya estaba cocinado y era para no prorrogar el mandato de la molesta comisión. A ver si Morales, tan tajante para defender a su útil embajadora, se atreve a desmentirme ahora que le digo que él era parte de la movida para escabecharse a la Comisión en el año 2015.

Diplomáticos en Naciones Unidas y en Washington saben que los embajadores de Guatemala están haciendo labor de zapa para desembarazarse de la CICIG antes de tiempo, y eso a pesar de que si alguien fue comprensivo con las enormes limitaciones del Presidente Morales es el mismo Comisionado, pero puede más el miedo a lo que se está investigando sobre sus parientes porque el mandatario sabe que no es apenas un incidente aislado relacionado con una factura por desayunos inexistentes en el Registro de la Propiedad, sino que ese hecho lleva a la madeja.

El Canciller recibió la manzana de los reporteros porque es pico de loro que vive para quedar bien y su discurso, superficial a más no poder, es el típico de esa vieja escuela de la diplomacia de falsedad y engaño. Los verdaderos diplomáticos no son los que viven en medio de zalamerías y frases huecas para andar agradando a todo mundo, pero en nuestra Cancillería no tienen ni idea de eso porque han ido escalando posiciones a fuerza de chaquetazos y no de capacidad. Si fuera por capacidad, Morales ni para Cónsul hubiera servido, pero así es la vida en Guatemala.

Artículo anteriorPagar o quedar varados
Artículo siguienteUrge honestidad y transparencia