Sofía / Agencia dpa
El conjunto español sufrió lo impensado porque jugó con exceso de confianza y necesitó un polémico penal marcado por Cristiano Ronaldo y la entrada de Benzema en la segunda mitad para dar vuelta al gol anotado por Marcelinho al comienzo del encuentro.
El equipo de Carlo Ancelotti sólo recordará el triunfo de su viaje a Bulgaria. Pero fue un triunfo muy rentable, pues manda en su grupo de Liga de Campeones con seis puntos, tres más que Liverpool y Basilea, mientras el Ludogorets todavía no sumó.
El Real Madrid salió al campo confiando en su teórica superioridad y trotó por el terreno de juego. Eso se paga en la Liga de Campeones y ante cualquier equipo, incluido el Ludogorets, que se adelantó en el marcador a los siete minutos de la forma tradicional en la que los blancos reciben goles: a balón parado.
Fue en un saque de esquina sacado al primer palo. Moti tocó y el brasileño Marcelinho empujó a la red. El conjunto búlgaro castigó la fría salida de su rival.
Ancelotti reservó inicialmente a piezas como James Rodríguez, Toni Kroos o Benzema, aunque todos ellos salieron en la segunda parte. Pero no fue problema de hombres. Así, entraron Isco y Javier «Chicharito» Hernández, y fueron de los pocos jugadores blancos que se salvaron en la primera parte.
Precisamente, el mexicano forzó un penal a los diez minutos. Lanzó Cristiano Ronaldo y el arquero Vladislav Stoyanov paró el balón con una sensacional intervención.
El Real Madrid no sólo estuvo pasivo en ataque, sino que concedió mucho en defensa. El Ludogorets, con muy poco, fue capaz de crear peligro principalmente por la banda izquierda, en la que Marcelo estuvo especialmente desafortunado en defensa.
Sin embargo, el conjunto blanco contó con otro penal a favor a los 25 minutos por una caída de Cristiano Ronaldo en una acción muy protestada por los locales. Esta vez no erró el portugués y el empate subió al marcador.
El tanto no distrajo al Ludogorets de su misión y Aleksandrov obligó poco después a Iker Casillas a realizar una gran intervención tras el enésimo despiste de Marcelo. La hinchada local vibraba con los suyos.
El Real Madrid mejoró tímidamente en el tramo final de la primera parte, animado por el buen despliegue de Isco y Hernández. El equipo búlgaro, muy cansado, agradeció especialmente la llegada del descanso.
No cambiaron las cosas en la segunda parte. El Real Madrid recuperó su andar cansino y el Ludogorets, muy ordenado, no sufrió y hasta se atrevió a pisar área. De hecho, Casillas siguió interviniendo para desesperación de Ancelotti, muy enfadado con el sistema defensivo de sus jugadores.
El técnico del Real Madrid tomó decisiones drásticas y puso en el campo a Kroos y Benzema. Fueron cambios significativos, especialmente el del ariete, pues el francés propició un giro en los acontecimientos.
A los 77 minutos, Marcelo hizo de sí mismo. Es decir, generó en ataque el mismo peligro que en su propia área. Centró y apareció Benzema en boca de gol para desnivelar el marcador.
El Real Madrid acabó defendiendo con todo en su área y suplicando el final del encuentro. Vivió una agonía con la que no contaba, aunque terminó celebrando tres puntos valiosos. Lo único que el actual campeón de Europa recordará de su visita a Bulgaria.