Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt
A diario más de 4 millones de guatemaltecos en el país trabajan en la informalidad para sobrevivir y alimentar a sus familias ante la imposibilidad de obtener un trabajo remunerado con un salario mínimo y las prestaciones de Ley. De acuerdo con sus relatos y experiencias, el trabajo informal ha sido la única salida de supervivencia que han encontrado para ellos y sus familias.
Por otro lado, en este sector también hay personas y empresas que evitan regularizarse para pagar impuestos. Hacia ellos dirigen esfuerzos autoridades de la Superintendencia de Administración Tributaria y del Ministerio de Economía, para facilitar su incorporación al sector económico formal.
El sector informal de la economía en el país está constituido por personas que trabajan por cuenta propia así como por pequeñas empresas que no están integradas a las actividades reguladas económicamente. Por ello no tienen acceso al seguro social y no aparecen registrados como contribuyentes en la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), por lo que no pagan impuestos.
De acuerdo con las estimaciones efectuadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI-2016), un total de 4 millones 467 mil 917 personas de la Población Económicamente Activa (PEA) se ubica en ese sector.
Del dato total de la PEA, que asciende a 6 millones 605 mil 276, un 64.8 por ciento son hombres y un 35.2 son mujeres. De estos solo 2 millones 137 mil 359 se ubican en el sector formal, el restante 69.8 por ciento en informalidad conforma el sector.
Según los resultados de la ENEI 1-2016, el 69.8% de la población ocupada a nivel nacional se emplea en el sector informal de la economía. Sobresale el dominio rural nacional, en el que 8 de cada 10 trabajadores están ocupados en dicho sector.
Por otro lado, señala que si bien la informalidad es una condición presente en la población en general, se manifiesta más entre mujeres, y también en la población indígena ya que este último grupo ocupa a 8 de cada 10 personas, quienes carecen de seguridad social.
La ministra de Trabajo, Aura Leticia Teleguario informó recientemente que desde el año pasado hasta el actual, las cifras de informalidad laboral han mostrado un aumento porcentual de 1.9 puntos, lo que ve con preocupación.
“Nos preocupan las causas, el país está viviendo momentos complejos y no es que se estén generando en 2016, sino desde abril del año pasado”, explicó la funcionaria.
En este contexto, los más de 4 millones de guatemaltecos que se ubican en la informalidad buscan subsistir a diario, ya sea con ventas de comida, dulces, ropa, accesorios para teléfonos, entre otros objetos. A muchos se les puede ver por las calles ofreciendo sus productos mientras que otros buscan espacios fijos.
En el interior del país, la situación no es muy diferente aunque existe una mayor prevalencia en las actividades de agricultura.
La pobreza que empuja a miles de personas a trabajar “por su cuenta” también genera problemáticas sociales y conflictos, como el que se originó entre vendedores ambulantes de la Sexta Avenida, en la zona 1 de la ciudad capital y la municipalidad capitalina.
Cientos de vendedores fueron desalojados el pasado 10 de noviembre del Paseo de la Sexta, uno de los sectores en donde a diario transitan miles de personas. El espacio ha sido aprovechado por los comerciantes para ofrecer sus productos, no obstante la Municipalidad anunció su plan de retirarlos del lugar argumentando que es un área libre de ventas y exclusivamente peatonal, lo cual fue avalado por el Consejo Municipal.
Lo que pocos pueden ver son los esfuerzos que realizan miles de guatemaltecas diariamente para sobrevivir, conscientes de que pueden ser desalojados por la actividad que realizan.
“UNO SOLO QUIERE TRABAJAR”
Julio Cruz, originario de Sololá, relata que cuando tenía 15 años dejó su pueblo y a su familia con la esperanza de encontrar un mejor futuro ya que algunos de sus vecinos ya lo habían hecho con éxito. No obstante su caso no fue el mismo y ante la necesidad decidió emprender un pequeño negocio de venta de frutas en la zona 1, hoy tiene más de 6 años de tener su venta.
Su madre y hermanos dependen de lo que logre ganar en un mes, a veces vende mucho y otras no, asegura. Cada vez que sale del cuarto que alquila compra las frutas que utilizará en el día, piñas y papayas, que son las preferidas de sus clientes.
El temor a que un día le quiten sus productos hace que no se establezca en un lugar fijo como otros vendedores lo hacen. En cambio, Cruz prefiere caminar calles y avenidas ofreciendo sus productos. Al mes asegura que obtiene un promedio de Q2 mil cuando le va bien, pero de esa ganancia debe enviarle al menos la mitad a su familia para que logren subsistir, el resto le sirve para invertir y comer.
“Aquí en la ciudad uno se aprende las calles en donde hay más clientes, por ejemplo yo antes pasaba por la Sexta, pero desde que paso eso de los problemas mejor ya no lo hice, es duro porque uno solo quiere trabajar, entendemos que quieren ordenar pero también deben entender nuestra situación”, dijo.
De acuerdo con el entrevistado, varios de sus conocidos quienes también laboran en la informalidad están preocupados. Sin la posibilidad de vender deben limitar aún más sus condiciones de vida. “Ellos deberían ponerse en los zapatos de uno, también nos cuesta”, indica, en referencia a las autoridades.
Mientras que Albertina Gómez relata que desde hace 15 años vende frutas, dulces y galletas. Su trabajo de vendedora no es nuevo, asegura que toda su vida se ha dedicado a hacerlo aunque en algunas ocasiones ha vendido alimentos en las calles o en las afueras de hospitales.
La entrevistada manifestó el temor constante en que viven. En su caso su venta sí está establecida en una calle y ya en varias ocasiones la Policía Municipal la ha desalojado del lugar.
“Sí nosotros solo trabajar queremos, escuchamos lo que les pasó a los compañeros en la Sexta y si uno aquí vive con miedo, a mí ya una vez me quitaron de aquí pero regresé porque no tengo como ganarme el dinero para mi comida”, asegura.
Lo que gana le sirve para comprar alimentos para su mamá además de medicinas, también para pagar los gastos del hogar. La preocupación para pagar el alquiler que es una constante.
LA INFORMALIDAD PREVALECE EN LAS ÁREAS RURALES
El estudio del INE revela que del 69.8 por ciento de la población en la informalidad, 8 de cada 10 trabajadores, pertenecen al área rural.
Mientras la actividad económica que absorbe el mayor porcentaje en la informalidad es representada por la agricultura, ganadería y silvicultura con un 36 por ciento, seguido por el comercio con el 27 por ciento, la industria manufacturera abarca un 12 por ciento en tercer lugar.
En ese grupo se encuentra Margarito Pineda, quien por más de 30 años se ha dedicado a la cosecha y venta de pacayas en el municipio de Nueva Santa Rosa, Santa Rosa, con lo que ha logrado sacar adelante a su familia.
Según Pineda, nunca ha logrado obtener otro tipo de empleo y ante la ausencia de estudios su vida se reduce a esperar la cosecha de otras verduras para luego venderlas de manera ambulante en mercados, aldeas y calles de ese departamento.
“Cuando es el tiempo de cosecha de las pacayas pues con mis hijos hacemos el corte y tratamos de juntar todo lo que podamos para luego venderlo, en realidad eso de vender nuestras verduras es lo único que tengo para vivir, no tenemos un lugar fijo así que vamos vendiendo en las calles”, dijo.
Otro efecto de no tener un trabajo fijo es el de la migración. Según Pineda, muchos de sus familiares al considerar la situación económica familiar optaron por irse del país en busca de mejores oportunidades. “Mis hermanos prefirieron irse, consiguieron dinero y viven en Estados Unidos y así han sacado adelante a sus hijos, yo no pude conseguir el dinero”, anotó.
Datos de la Dirección General de Migración (DGM) señalan que hasta el 14 de noviembre de este por la vía terrestre se había deportado a 48 mil 247, mientras por la vía aérea y de Estados Unidos, 30 mil 969 guatemaltecos fueron retornados, para hacer un total de más de 78 mil personas.
INFORMALIDAD NO ES DELINCUENCIA
Durante los disturbios en la Sexta Avenida, en los que se enfrentaron vendedores y policías municipales, los primeros destrozaron el ornato en el llamado Paseo de la Sexta. Un día después, el vocero de la municipalidad capitalina se refirió a los mismos como “delincuentes”.
El experto en políticas públicas Ronalth Ochaeta, consideró preocupante que se les tilde de “delincuentes”. Lo que sucede es que no pagan impuestos muchas veces por la falta de recursos y ante la falta de incentivos prefieren continuar de esa manera, anotó.
De acuerdo con Ochaeta, el problema de la informalidad no es de delincuencia sino de altos costos de los ciudadanos para tener acceso a bienes y servicios públicos.
En su opinión, existe falta de atención del Gobierno para mejorar los niveles de vida de las personas y de integrarlos a la formalidad.
El profesional señala que no hay mecanismos de regulación concretos dirigidos a ciudadanos y empresarios para generar mecanismos de formalidad más efectivos.
Trabajan vendiendo cosas, pero no son malas, se están ganando su sueldo porque el Estado y el mercado laboral no les permite ingresar, entonces tenemos un problema de acceso y de comprensión a las autoridades, en este caso la Municipalidad, anotó.
CAUSAS DE LA INFORMALIDAD
Jorge Lavarreda del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), asegura que existen diversas causas de la informalidad, entre ellos la falta de generación de empleos formales, que respondan a la población que se incorpora al mercado nacional.
El experto coincide con Ochaeta en que esa falta de empleo empuja a las personas a la informalidad para poder subsistir, además de que cuando sí hay empleo, existe una brecha entre los requerimientos de las empresas y la población con bajos niveles de escolaridad.
“Las oportunidades no son muchas veces alcanzables por esa brecha que existe entre nuestro capital humano y los requerimientos de la economía”, dijo.
Otro desincentivo para quienes se ubican en informalidad es el cumplimiento de todos los requisitos para integrarse. “Eso hace que busquen en que busquen participar en esa economía, todos estos factores son ejemplos de lo que genera esta cantidad de personas en la economía informal”, indicó.
¿QUÉ SE ESTÁ HACIENDO?
La titular del Ministerio de Trabajo, Aura Leticia Teleguario, considera que las carreras educativas que en la actualidad se imparten no suplen las necesidades del mercado por lo que también trabajan junto al Ministerio de Educación para tratar de reducir los índices que hoy vemos.
En vista del aumento en las cifras de informalidad, Teleguario indicó que las medidas tomadas al respecto están orientadas a la articulación de esfuerzos entre la empresa privada y el gobierno, con el fin de poder generar fuentes de empleo digno.
Por su parte, Rubén Morales, ministro de Economía, dijo que en la actualidad están trabajando en el diseño de un programa junto a la SAT para facilitar la incorporación de las empresas y actividades que no están inscritas y que se conocen como informales.
Según el Ministro, desde la cartera y con los programas de emprendimiento se otorga asistencia técnica y financiamiento. Parte del proceso o requisitos es que se vayan formalizando, agregó.
Morales destacó que trabajan en conjunto con la intendencia de la recaudación en la SAT, con la que han abordado el tema de cómo incentivar a la formalización.
A decir del titular de la cartera de economía, ha existido un mal manejo de abordaje de la situación aunque señala que no solo son políticas, sino también las prácticas del país en donde se ha acostumbrado a aceptar la informalidad.
“Por supuesto han hecho falta políticas y programas muy concretos, que vayan llevando a la formalización de las empresas”, dijo.
HAY QUE DIFERENCIAR
A decir de Abel Cruz, intendente de recaudación tributaria de la SAT, para establecer las rutas a tomar se debe establecer qué es la informalidad. Al lograrlo ya se puede visibilizar la manera en que impacta en la recaudación de impuestos.
“El sector informal le pega al tema impositivo, porque hay gente que está realizando alguna actividad económica pero no está cumpliendo con el deber que se marca dentro de la Constitución Política de la República, que todos los ciudadanos debemos colaborar con el Estado, porque no paga impuestos”, dijo.
Cruz destacó que están conscientes que existen personas que están en la informalidad a modo de subsistencia pero que hay otros casos que existen para evitar el pago de impuestos.
“No hay que confundir porque esa informalidad que hoy le da de comer a muchos guatemaltecos, no es a la que se refiere el Ministro de Finanzas, ni a la que estoy hablando ahora”, indicó.
“Tenemos el ejemplo de mucha gente que vende frutas en la esquina y con eso pagan el esfuerzo de sus hijos y todo, ¿por qué voy a ir a afectarlo?”, señaló.
De la misma manera opina el economista Abelardo Medina, quien señala es necesario reconocer que uno de los problemas sociales y fiscales del país se sitúa en la informalidad económica y que tiene como consecuencia que el Estado deja de percibir impuestos, cuando entidades o personas se aprovechan de este recurso para no pagar impuestos, contrario a la situación de otros guatemaltecos que venden para sobrevivir.
Medina enfatizó por otro lado que existe una relación entre este sector de la población y los niveles de pobreza, en donde quienes no entran al mercado formal, a su parecer se vuelven más pobres.
“Un guatemalteco que no consigue un trabajo formal, básicamente se ve obligado a trabajar al sector informal, e inmediatamente después que se va a este sector la remuneración que va obtener es muy baja, y entonces hay una polarización, porque hay una desigualdad muy grande, porque unas sí tienen acceso al mercado formal y otras que no pueden”, dijo.
Recuadro en cifras
4 millones 467 mil 917 personas pertenecen al sector informal según el INE.
8 de cada 10 trabajadores del área rural están en la informalidad.
69.8 por ciento se ocupa en actividades consideradas en ese rubro.
Más de 78 mil deportados se han registrado en lo que va del año.
Un 36 por ciento de las actividades de la informalidad se centran en la agricultura, ganadería y otros.