Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Titulo así esta columna porque muchos han hablado de la lamentable muerte de Pavel Centeno, pero esas mismas voces no dicen ni pío de Mario Geovanny Ignacio Santos, fiscal del Ministerio Público (MP) y el agente de la Policía Nacional Civil (PNC), José Ismael Set, heridos el día viernes al querer practicar una acción judicial en la morada que habitaba Centeno y su familia.

Tan lamentable es la pena que vive la familia Centeno como la preocupación que ahora tienen los familiares de los operadores de justicia de quienes está por verse cómo se recuperan; pero como vivimos en un país en donde para muchos no cuenta cierto sector de la población, domina la muerte de Centeno y la situación de los «otros» vale gorro.

La Hora fijó su postura el día sábado en su editorial titulado «Lamentable reacción», posición que no solo comparto sino que amplío, toda vez que ahora surgen las voces criticando los allanamientos y las acciones de la justicia en general.

La gente reclama cuando a un sindicado las cosas se le ponen fácil, cuando no se le busca en sus posibles ubicaciones, y ahora también alegan porque se busque «de más» en varias direcciones que tiene relación con alguien reclamado por la justicia.

Yo estaba de viaje en enero cuando recibí la llamada de un familiar abogado diciéndome que a otro pariente le estaban allanando la casa porque la hija de un militar retirado le alquilaba un inmueble. Al susodicho, le avisaron de la recepción, se puso un pantalón, se dirigió a la puerta, la abrió, dio explicaciones de la situación y se acabó la diligencia. Ese es un hecho que consta en las actuaciones judiciales, bajo reserva, y así ha pasado innumerables veces sin que el morador reaccione a tiros por el solo hecho de llevarse a cabo una diligencia judicial.

Así como pasó en el caso del fiscal de Derechos Humanos, Orlando López, es necesario que ahora el MP proceda a realizar las investigaciones de rigor a profundidad. Siendo un condominio moderno, sin duda hay cámaras de vigilancia que permitirán determinar qué sucedió (junto con otros indicios y medios de prueba) y yo tengo plena confianza que se llegará al fondo del asunto tal y como pasó con el fiscal López.

Habrá que determinar por qué Centeno vivía en un inmueble ligado al sindicado en otro caso, y si es cierto lo dicho por la esposa de Centeno, de que les apuntaron con armas, debiéndose establecer si fue antes o después del ataque que aparentemente inició el exministro. Esto es clave porque una cosa es que los neutralicen (tras el inicio de un ataque) y otra que los hayan amenazado y si fue la segunda, eso significa que Centeno salió corriendo dejando a su familia en las «manos enemigas»; cosa rara porque nadie sale corriendo para dejar a su familia en apuros.

Es importante determinar si cuando Centeno se movilizó (murió en lugar diferente a la entrada de su morada) habían agentes que pudieron eliminarlo ante la situación que se vivía (disparos) y se debe determinar la actitud que tuvieron esos agentes. Se dice que Centeno retó a las autoridades, pero también, habrá que determinarlo de manera científica para no dejar dudas.

Esta es una situación lamentable para las tres familias, pero esto no debe servir de excusa para que la justicia se detenga. Urge llegar al fondo y ojalá, en medio del dolor, la familia Centeno no se deje llevar por farsantes que luchan por apuntalar la impunidad aunque dicen lo contrario, porque de ser así, los usarán de carne de cañón para debilitar el avance de la justicia que a éstos les ha afectado en otros casos.

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