Tokio
DPA
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, exigió hoy en Tokio que las tropas estadounidenses salgan de su país en los próximos dos años.
«Quiero que mi país se libere de la presencia de tropas militares extranjeras, quizá en los próximos dos años. Quiero que salgan», dijo Duterte durante un foro de inversiones en la capital nipona, un día después de que iniciara una visita de tres días a Japón.
«Si voy a tener que revisar, abrogar acuerdos, acuerdos ejecutivos, lo haré», aseguró el mandatario filipino en aparente alusión al Tratado de Defensa Mutua suscrito en 1951 entre Filipinas y Estados Unidos.
«Yo soy presidente durante seis años. Quiero que seamos amigos de China», subrayó Duterte, para agregar: «No necesito las armas. No quiero misiles emplazados en mi país. No necesito que la fuerza aérea cobije a los bombarderos con bombas de hidrógeno».
Duterte ya había anunciado en septiembre su demanda de que salgan los cientos de soldados estadounidenses que adiestran a soldados filipinos en tácticas antiterroristas en la isla de Mindanao. Según el mandatario filipino, la presencia de fuerzas estadounidenses en su país solo empeora la situación en la conflictiva región.
Durante una visita de cuatro días a China la semana pasada, Duterte había anunciado la «separación» de Filipinas de Estados Unidos y una realineación de su política exterior a favor de China y Rusia.
En un aparente giro de su política exterior, Duterte, sin embargo, estuvo de acuerdo hoy con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, sobre la importancia de las alianzas con Estados Unidos, según i}funcionarios cercanos al Gobierno japonés.
Los dos líderes también acordaron cooperar en la resolución de disputas territoriales en el mar de la China Meridional de manera pacífica y acorde con el derecho internacional.
«Filipinas continuará trabajando estrechamente con Japón en cuestiones de interés común en la región, en la defensa de los valores comunes de la democracia, la adhesión al Estado de derecho y en la solución pacífica de conflictos, incluidos en el mar de la China Meridional», dijo Duterte en una conferencia de prensa conjunta después de la reunión.
El pasado 12 de julio, el Tribunal Permanente de Arbitraje, con sede en La Haya, rechazó los reclamos de soberanía chinos sobre dos islas en el mar de la China Meridional y dio la razón a gran parte de los argumentos presentados por Filipinas.
China, que no participó en el juicio, desechó el fallo de la corte, que declaró «nula y sin validez» la demanda de soberanía china.
Aparte de China y Filipinas, también Brunéi, Malasia, Taiwan y Vietnam mantienen disputas por cuestiones de soberanía en el mar de China Meridional, una zona rica en minerales y recursos marinos.
Japón no mantiene ninguna disputa con Pekín en esas aguas, pero sí en el mar de la China Oriental.
En tanto, Tokio prometió prestámos por varios millones de dólares para la promoción de la agricultura y la consolidación de la paz en la isla de Mindanao, donde Duterte fue alcalde durante muchos años.
Durante la reunión con Abe, el mandatario filipino trató de aliviar las preocupaciones que desataron sus gestos amistosos hacia China la semana pasada, que podrían alterar las relaciones entre Japón y Filipinas.
«Las cosas han cambiado, pero Filipinas quiere volver a relacionarse con Japón y asegurar que nos mantenemos fieles y leales con nuestro socio», aseguró Duterte a Abe.
En tanto, en una conferencia de prensa por separado, el secretario del Gabinete, Yoshihide Suga, dijo que «el Gobierno (japonés) quiere seguir apoyando activamente el desarrollo de Filipinas, incluso en las zonas importantes para la Administración Duterte, tales como el desarrollo de infraestructura, la seguridad marítima y la asistencia de Mindanao».
Duterte tiene previsto reunirse con el emperador Akihito el jueves antes de concluir su primera visita a Japón.