Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
El aumento de vehículos en las calles es un problema en Guatemala y en otros países. Lo cual repercute en la salud y en la calidad de vida de las personas. Salir a cualquier lugar es un hecho para pensar varias veces, debido a que el tiempo que una persona transcurre para la movilización de un punto a otro se hace largo y hasta trágico.
Además, la gente tiene temor a utilizar el transporte público por los diferentes actos violentos que se producen en él. Lo que también contribuye al aumento de la afluencia vehicular, ya que, hay quien prefiere y puede, aún con gran esfuerzo económico, utilizar su propio vehículo, a incursionar en un posible asalto en un bus.
La mayor afluencia vehicular conduce a mayor emisión de dióxido de carbono, lo que provoca problemas ambientales en perjuicio para la salud en general. También el comportamiento de la gente cambia ante el mismo. Existen accesos de ira y enojo mientras transita, sentimientos de miedo y angustia. Y esto de manera innegable trastorna el ánimo de quien día tras día vive la vorágine de trasladarse. Lo que apoya también, a tener un menor rendimiento académico, laboral y personal.
Durante los congestionamientos vehiculares también son propensos los asaltos de buses y automóviles. Se vive con desconfianza, el cuerpo se sobresalta, la adrenalina se vierte corpóreamente. La persona se inclina a sobre accionar ante el minúsculo estímulo que se le presente.
Y si al llegar a casa, se idealiza, el encontrar un ambiente propicio para el descanso, un ambiente libre de acechanzas, donde impere la confianza y el sentimiento de abrigo. Y sucede de manera contraria, hay discusiones, desilusiones, menoscabos y conductas violentas ¿A dónde va la salud?
Sumado a ello, si en los trabajos hay que lidiar con la violencia ¿A dónde va la salud?
Los costos de la congestión vehicular pueden traducirse en los de salud física y emocional, en el deterioro del desempeño laboral y académico. Y ante todo en el menoscabo de la calidad de vida de cada persona que se ve inmersa en ella. ¿Cómo se pretende que la gente ande tranquila y afable? Aún, después que ha trascurrido una primera rutina, al enfrentar el tráfico.
No creo que existan respuestas simples para dar solución a un problema complejo, como lo es, la congestión vehicular. Y tampoco, creo, que las soluciones tengan que ser al azar y de manera repentina.
Es de considerar que el grave problema de trasporte que se vive en Guatemala tiene que ser estudiado para proveer alternativas concretas y concisas. Es casi seguro que este haya surgido ante la falta de planificación e inconsistencia de medidas para prevenir y abordar esta situación desde muchos años atrás.







