Madrid
DPA
Junto al café y al cruasán de rigor, Mariano Rajoy saboreó hoy en un desayuno informativo celebrado en Madrid la decisión adoptada ayer por el Partido Socialista (PSOE), que por mayoría resolvió permitirle revalidar su cargo al frente del Gobierno tras más de diez meses de bloqueo político en España.
Rodeado por la plana mayor de su formación y por algunos de sus ministros, el jefe del Ejecutivo en funciones se mostró sonriente y confiado ante una investidura que se vislumbra inminente, a pesar de que habrá que esperar hasta mañana martes para que el rey Felipe VI proponga oficialmente al candidato y se anuncie la fecha.
«Confiamos en que muy pronto España va a tener un Gobierno en plenitud de funciones», aseguró en una intervención en la que, tras días de silencio y «prudencia», lanzó algunos mensajes -muy medidos- sobre la etapa que se abre en España después de dos elecciones, dos investiduras fallidas y más de 300 días con un Ejecutivo interino.
El mandatario aplaudió la «muy razonable» decisión tomada el domingo por el PSOE y ofreció diálogo al partido que durante décadas fue el máximo adversario de su formación, el Partido Popular (PP), y que ahora se encuentra dividido y sumido en una profunda crisis.
«Me pongo en el lugar del otro. He leído la resolución del Partido Socialista y hay cosas que son buenas sobre las que se puede hablar en el futuro. Si hay voluntad política, podemos tener un gran futuro por delante», expresó.
Con esta fórmula, Rajoy se mostraba abierto a negociar con el PSOE los puntos suscritos en la resolución aprobada por esta fuerza el domingo, que aboga por la derogación de la reforma laboral aprobada por el PP en 2012, por mejorar la situación de las pensiones, la educación y la sanidad, por reforzar el control ante la corrupción y por revisar medidas relacionadas con los derechos de los ciudadanos.
Pero, sobre todo, el jefe del Gobierno en funciones hacía un guiño a los socialistas en uno de los temas que más le preocupan: el desafío independentista impulsado por el Gobierno de la región de Cataluña.
«La unidad de España, la soberanía nacional y la igualdad de los españoles son las piedras angulares innegociables de nuestra convivencia democrática. De todo lo demás se puede hablar y se puede acordar», destacó.
Rajoy acudió al desayuno informativo convocado en Madrid para presentar al coordinador general del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, pero todas las miradas estaban puestas en él y en su posible investidura, que previsiblemente se celebrará esta semana en el Congreso de los Diputados.
La expectación mediática era máxima en su primera aparición pública tras conocerse la decisión del PSOE. Decenas de cámaras y periodistas lo esperaban a primera hora de la mañana a las puertas del Hotel Westin Palace de Madrid, uno de los más lujosos de Madrid, aunque el mandatario no se detuvo ante los micrófonos.
Por el suntuoso «hall» del hotel fueron desfilando, también, algunas de las figuras más importantes del PP, como su secretaria general, María Dolores de Cospedal, y también del Gobierno, como la vicepresidenta interina, Soraya Sáenz de Santamaría, o el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz.
En el ambiente, había cierto triunfalismo contenido. «¿Va a repetir usted como ministro?», le preguntaba un periodista a Fernández Díaz. «No está en mi mano, sino en la del presidente del Gobierno. Tome la decisión que tome, será la mejor, sin ninguna duda», contestaba éste.